DOMINO
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¿Saben ese tipo de música electrónica que te invita a bailar sin pensar en nada? Sólo estar en movimiento constante. No hablo de David Guetta ni de Disclosure, no. Hablo de música que además conmueva. Es el caso de Austra, que no Katie Stelmanis, Austra en todo su conjunto. Y en particular de ‘Olympia’, su nuevo disco.
‘Feel it break’ llegó en 2011 como un soplo de aire fresco, no sólo para la música, sino también para nosotros. Cansados de los patrones artísticos tan poco originales que percibimos en la actualidad llegaban Katie Stelmanis, Maya Postepski y Dorian Wolf, es decir Austra, con una fórmula arriesgada pero con un objetivo claro, hechizarnos a todos con esa mezcla de sonidos experimentales tan poco comunes en la música electrónica. Sin descuidar la portentosa voz de Katie, una voz modulada como resultado de cuatro años de estudios de ópera.
Como decía, dos años les ha bastado a los canadienses para ganarse su consolidación. Después de una gira y diversas presentaciones en festivales nos descubren ‘Olympia’. Con nuevas incorporaciones en la banda, el trío pasa a convertirse en sexteto. El resultado es un nuevo trabajo donde se percibe una mayor solidez en la estructura de la banda. La complicidad perfecta que muestra que Austra ya no es sólo la voz y letras de Katie Stelmanis.
‘Olympia’ nace de la oscuridad, los primeros segundos y ya se siente un latir. Esperen, creo que soy yo, no puedo evitar la emoción desde que hace unos meses escuchase el primer adelanto, ‘Home’. Latidos convertidos en percusión que desde el silencio más absoluto van dando forma a ‘What we done?’ Y que toman pulso hasta desatarse por completo. Bienvenidos al efecto Austra. Sintetizadores místicos, melodías barrocas y una voz potente arropada por los coros de las hermanas Tasseomancy.
Entre los doce cortes encontramos un perfecto proceso creativo, como si se tratase de un trabajo exclusivamente minucioso y perfeccionista. Destacan canciones llenas de ritmo como ‘Paintful like’, himno dedicado a los homosexuales y protagonista de un loop incesable que sorprendentemente no llega a aburrir nunca. La voz de Katie cobra vida y se cuela en cada uno de los recovecos de ‘You changed my life’, que, acompañada únicamente por un piano, consigue erizarnos el vello.
Complejo y de letras enigmáticas que dejan paso a la libre interpretación. Cada instrumento juega sus bazas a la perfección, demostrando que electrónica no significa específicamente sonidos informáticos. Piezas que evolucionan con delicadeza hacia el sonido house capaces de transformar el género, como es el caso de ‘We become’ y ‘Fire’. A estos canadienses se les consiente todo tipo de experimento si el resultado es tan bueno.
Por otra parte, han sido muchas las quejas a su nuevo trabajo debido a la continuidad entre ‘Feel it break’ y ‘Olympia’ y a su inexistente cambio, adjetivando éste último de poco innovador. Señores quédense con su electrónica de rave que yo me quedo con los repetitivos y hechizantes Austra.
A mi me encantó el primer disco de Austra, como hacia siglos
que no me gustaba un disco. Y el segundo, realmente no me desagrada, pero vamos,
no fue lo mismo. Me parece menos oscuro, y aquella sensación de recuerdo a Glass
se me fue también.
De todas formas es un buen disco, el segundo, mucho mejor
que el 90% de toda la electrónica existente.
Y muy buen artículo.