WARNER BROS[2011]
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Casi todo el mundo conocerá la famosísima serie House M.D. De lo que quizás no se sepa tanto es de la faceta musical de su polifacético protagonista, Hugh Laurie. Como salido de pleno Renacimiento, es un gran actor, talentoso escritor y músico, tanto cantando, como al piano o la guitarra. Este Let Them Talk (2011) es una colección de versiones de clásicos del blues más antiguo y auténtico, en las que Laurie colabora con varios músicos y logra darle un toque especial mientras te transporta a bordo de un barco de vapor, cruzando el Mississippi hacia Nueva Orleans.
El inicio del álbum con St. James Infirmary ya te prepara para el gran álbum que te espera. La intro de piano, por supuesto llevado a cabo por las magníficas manos de Laurie, es triste, épica y magistral e inunda tus oídos y desde ese primer minuto están completamente dentro del disco. A lo largo del disco ciertamente hay momentos en los que tal vez te evadas ligeramente, en los que la duración de este trabajo se haga demasiado extensa y puedas desconectar de él en alguna que otra ocasión. El estilo de la banda que lo acompaña, con el clásico sonido de Nueva Orleans le hace un gran favor al disco, alejándolo de los clásicos recopilatorios que de cuando en cuando aparecen en las tiendas y otorgándolo un sello distintivo con el cual estas versiones reinventan las composiciones originales y las hacen enteramente suyas.
Musical e instrumentalmente está perfectamente ejecutado, no se le puede achacar absolutamente nada. Es blues, tengámoslo claro; no están inventando nada, están tomando las directrices que durante más de un siglo han evolucionado y lo mezclan de una manera propia y única. Si bien la banda es excelente, la mente detrás de este trabajo es la de Laurie, y no solo la mente. Aporta su voz, piano y guitarra, de lo cual quizás la voz sea lo que más flojee, pero en un nivel y con un estilo que aunque recuerda al blues más cercano, junto al resto de la banda evoca caminos de arena y banjos artesanales.
Con grandes temas como la ya comentada St. James Infirmary, encontramos otros de igual nivel como Battle of Jericho o The Whale Has Swallowed Me. Algunas de las demás canciones pueden no destacar tanto, aunque con esto no digo que sean peores, pero de nuevo, es blues. Si tenemos en cuenta que muchas de estas canciones eran interpretadas con una voz y una guitarra, el trabajo de arreglos e instrumentación es sublime y trata de dirigir los temas en distintas direcciones, pero como digo, no en todas es del todo efectivo.
Es casi un error calificar este como un álbum de versiones, pues están completamente rescritas en su mayoría, pero al fin y al cabo lo es. No es peor, pero para demostrar de lo que realmente está hecho, vendría bien escuchar algún que otro tema original. Pero dejemos las especulaciones para el futuro, por el momento tenemos un gran álbum de blues, magistralmente arreglado e interpretado, en contadas ocasiones difícilmente llevadero dada la similitud de algunos temas, pero para los amantes del blues imprescindible y para el que no lo sea que lo pruebe, al menos habrá escuchado una pequeña joya de un género inmortal.