Pocas bandas han resistido un viaje a Los Angeles sin quedarse ampliamente marcadas por ella. Normalmente, cada grupo encuentra una raíz, una esencia de la que poder tirar, pero nadie la había interpretado con la triste melancolía que ha utilizado el grupo francés M83 para plasmar las calles, para pintar un cuadro con los colores de un dream pop casi primigenio, aunque sin renunciar a su propia paleta. El fruto ha sido Hurry Up, We’re Dreaming.
El cambio ha sido a mejor. La inocencia ya solo está en las voces de los niños que utiliza en varios cortes del largo, como la delicada Raconte-Moi Une Histoire. Parecen ya lejanas las canciones de su Saturdays=Youth que publicaron hace nada más y nada menos que tres años. La luminosidad se ha tornado pálida a través de una ventana abierta a luna llena y la tristeza ha convertido a la pasión en una apática mirada sobre los coches que circulan por la calle.
Son algunas de las sensaciones que uno experimenta cuando arranca la Intro del disco, arropado por un sonido ambiental que rellena todos los huecos suavemente y un sintentizador que recuerda a algunos de los recursos más característicos de la épica pop de los 80, una corriente que también personalizó el año pasado un grupo como Arcade Fire. A partir de ahí, se dedica a ir hilando a través de un espíritu shoegazer común los 22 temas de este trabajo que ha publicado en 2 cd’s distintos.
Sin embargo, hay que esperar al segundo corte, posiblemente uno de los más representativos de la grabación, Midnight City, para certificar este cambio, donde se sientan las bases de una nueva personalidad que utiliza a veces recursos de la música negra más soul, sobre todo en las voces -donde el espectacular Anthony Gonzalez se luce como nadie dentro del mismo estilo que están utilizando recientemente algunos autores de música electrónica en trabajos publicados recientemente- y en la base armónica del bajo, que recuerda a veces a la que utilizó Washed Out en su disco debut (el más claro ejemplo es OK Pal); o herramientas más propias de noise de los 90 que ha resucitado The Pains Of Being Pure at Heart, especialmente en el corte Reunion, o en la onírica New Map.
Esto en cuanto a la primera parte de Hurry Up, We’re Dreaming. El segundo disco desarrolla una faceta que con la que solo avisa en el anterior. Where the Boats Go comienza el ciclo de la abstracción musical y ahonda en la faceta más shoegazer del trabajo. Soon, My Friend redunda en esta experiencia a golpe de guitarra con un riff que podría tener sitio en un trabajo como el Pisces Iscariot de Smashing Pumpkins, aunque sin dejar nunca un nivel altísimo de sonoridad heroica y trascendental. Así, se suceden Another Wave From You, Splendor, Fountains, Echoes of Mine o Outro sin apenas participación de la voz, y con un alto grado de experimentación sonora.
Un delicado y melancólico trabajo que amplía la visión sobre un grupo que, indudablemente, ha vuelto a dar la campanada. Y lo mejor de todo es que, la gran cantidad de referencias no dan lugar a un trabajo recargado o casi ecléctico, sino que va de la mano delicada de la sinceridad, en este caso representada en el cuerpo y forma de un niño.
MUTE[2011]
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C. Naval