Es Motörhead. No esperes que experimenten con el jazz fusión o los ritmos arábigos de Kazajstan. Hacen lo mismo que hacían hace casi cuarenta años, pero, por primera vez, están buscando una vuelta de tuerca lógica con el devenir del tiempo y la peligrosa cuerda por la que Lemmy Kilmister continúa a sus 67 años. Mayor variedad y aún más agresividad en ‘Aftershock’ (UDR GmbH, 2013), su vigesimoprimer largo de estudio.
Es difícil destacar un solo álbum de su catálogo, todos igual de buenos, también porque la variedad no ha sido nunca un fuerte de la banda. Quizás tengan más de cuarenta canciones iguales, pero funcionan porque pellizcan una parte juguetona de tu cerebro. El atronador volumen de sus álbumes es abrumador y llega a afectar aquí a la calidad de su producción; aunque también sea parte de su encanto. Si tuviera que escoger un disco, podría pensar en ‘Ace of Spades’ (Mercury / Bronze, 1980) y, después, continuaría con este álbum y os explico por qué.
Si bien Lemmy ha sabido poner a hervir nuestra sangre a cada saturado golpe de bajo, ahora lo sigue haciendo con ‘Heartbreaker’ o ‘Silence When You Speak to Me’, en un estilo menos acelerado con inspiración de sus trabajos en los ochenta; pero además nos emociona con ‘Lost Woman Blues’ y ‘Dust and Glass’, nos permite escuchar su estrangulada voz de una manera suave y emotiva, que, aunque vuelva después a escupir rock n’ roll, por un momento hemos podido ver el corazón del as de picas.
Y a tí, ¿qué te ha parecido el nuevo disco de Motörhead?