Hay música hecha para que la gente la escuche y hay música que existe para que la gente piense y escuche. La que hacen No Age no tiene sentido si no ves más allá de las disonancias, de las tensiones, de lo que resulta agradable o desagradable a primera vista. Tienes que estar desintoxicado de prejuicios si quieres disfrutarla.
No Age vuelve, con un color más apagado en ‘An Object‘ (2013), siguen recordando a las explosiones sonoras de ‘Nouns‘ (2008) o ‘Weirdo Rippers‘ (2007), pero su último álbum es la continuación perfecta de ‘Everything In Between‘ (2010). El abandono del estilo más punk agresivo de su primera época hacia el puro noise, que practicaron The Jesus And Mary Chain, se hace patente en cortes como ‘C’mon, Stimmung’ que podría encajar en el puzzle que fue el mítico ‘Loveless‘ (1991) de My Bloody Valentine.
Un muro de sonido apoya la voz de Dean Allen, esta vez menos agresiva, más contenida. Este último largo recuerda a la melancolía violenta que se respira en las canciones del ‘You’re Nothing‘ (2013) de Iceage, Yuck o incluso a esas ganas de gritar por que suceda el apocalipsis de Liars. No Age rodean al oyente de una noche cerrada en la que algo parece estar a punto de estallar, pero la explosión final la dejan para la imaginación de cada uno.