WICHITA
[2011]
[3,5]
Sin lugar a dudas deberían recetar este disco a cualquiera que padezca de insomnio. Lo único que puede impedirte dormir escuchándolo es la masa sonora que crean entre tanta reverberación.
Si algo destaca en Bad Penny (2011) es la cantidad de ecos que se reparten en todo el espectro que ocupan los temas. Una instrumentalización ininteligible donde lo único que suena decentemente es la batería, cuya ejecución no es tan decente, calificándose de llanamente simple, y no del bueno. Cada nota se repite hasta la infinidad, incapacitando al oyente de entender cualquier línea melódica que estos puedan tener. La voz se apoya básicamente en una resonancia pastosa de la que poco se puede sacar en claro.
No existe ninguna distinción clara entre los temas. Pecan de una similitud demasiado evidente, pudiendo destacar de entre la multitud You Can´t Live On Love Alone, que tiene su encanto.
Las líneas de voz siguen el ejemplo de los instrumentos. Ecos que tapan desperfectos y dan una personalidad fingida a la voz que de por sí sola no tiene. No hay melodías destacables, que no es culpa únicamente de la voz; cuando basas un disco de once temas en estrictamente los mismos tres acordes te da poco lugar a variación y la diferenciación de un tema con otro.
Si las composiciones tenían alguna magia en sí, que se puede tratar de adivinar entre la amalgama de sonido, la producción se la ha robado. Hay canciones con una estructuración y una sencillez muchísimo mayores pero que tienen ese algo indescriptible que llega y convence; pues en este caso es todo lo contrario. Se puede percibir entre la neblina una conjunción de instrumentos trabajada y diversa pero que suena vacía, sin alma ni intención alguna.
Sus influencias más claras son los últimos pasos más acústicos de los británicos Arctic Monkeys en su Suck It and See (2011) y el pop más retro, con trazos de surf pop pero que se transforman en un extraño híbrido sesentas/ochentas. El problema es que no aporta nada a estas influencias. La limitación de la imitación y sus diversos problemas. Mientras sus predecesores suenan propios y honestos, esto suena a un intento de llegar a unas cotas ya alcanzadas por otros y por exactamente el mismo camino, con la pérdida de frescura que esto supone en la música del británico Louis Jones, es decir Spectrals.
Un álbum que marca un camino errático que si no es por un milagro muy bien podría enterrar su carrera musical, así de nefasto llega a ser este disco. Más le vale mejorar esta dinámica y rápido. Y por cierto, que alguien le avise de que ya no estamos en los ochenta.