[dropcap type=»1″]C[/dropcap]uentan las malas lenguas que Tim Bettinson asegura haber elegido el nombre de Vancouver Sleep Clinic pensando en que sus canciones harían dormir a cualquiera. Si es cierto, no se equivoca. Si no lo es, debió haberlo hecho para prevenir a aquel que se enfrente al EP ‘Winter’ (Autoeditado, 2014), porque sí, resulta soporífero. El talento del joven Bettinson se desvanece en el mal uso de una electrónica más que pacífica.
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Vancouver Sleep Clinic acoge un talento al que aún no ha encontrado la forma correcta de explotar con éxito.
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El soplo de electrónica podría haber funcionado como seña de identidad, sin embargo, se queda corto.
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Las redundantes melodías y ritmo sosegado hacen caer en el letargo echando todo a perder.