El día 15 era uno de esos días inusuales en Madrid, un mal sábado para los indecisos. Por una parte el Make Noise en la sala But, por otra el Black is Back en el Matadero de Madrid. Sólo unos cuantos, los más fieles, fueron los que se acercaron a la Riviera a presenciar el fin de ‘Fue eléctrico’, la extensa gira de La Habitación Roja.
Con unos emergentes teloneros, como fueron Sethler y la Familia del Árbol, los asistentes iban buscando su hueco para recibir a los ansiados valencianos.
El concierto no pudo aguardar más emoción. A pocas horas de su comienzo el frontman de la banda, quien reside gran parte del año en Noruega, nos expresaba su impotencia a través de las redes sociales, debido a la cancelación de su vuelo. Convirtiéndose en misión imposible lo de llegar a España. Un pequeño susto que se transformó finalmente en anécdota.
La banda, liderada por Jorge Martí, salió con más fuerza que nunca. Tal vez fuese por el buen sabor de boca que les dejó Madrid tras el lleno absoluto en sus dos anteriores visitas a la capital o porque era una noche mágica. Al igual que en su último trabajo, los valencianos abrieron el show con ‘El Resplandor’, para seguir con ‘Siberia’ y ‘Annapurna’. Tres grandes aciertos de su disco ‘Fue Eléctrico’ con las que captaron toda la atención del público desde un primer momento.
Las presentaciones estaban hechas y es que poco les queda por decir a estos cinco chicos que llevan veinte años apostando por el pop nacional. Esfuerzo que se ha visto recompensado con varios premios justo en estos últimos años, tras recorrer por completo la geografía española y realizar una gira por México.
La banda no se olvidó de algunos de sus grandes hits incluidos en sus primeros discos como ‘Nunca ganaremos el mundial’, ‘Un día perfecto’ o ‘Febrero’. Dejando lugar a temas olvidados como ‘Poseidonia’, uno de los más demandados y solicitados por parte de sus fans. Era una noche para nosotros pero sobre todo para ellos, que no dejaron de sonreír. Disfrutaron e hicieron partícipes a los asistentes de ello, agradeciendo en más de una ocasión el estar allí presentes, siendo conscientes del esfuerzo actual que supone para el público.
Los éxitos se sucedían casi sin pausa, obligando a no parar ni un segundo. Fue el momento de Cuando te hablen de mí, Scandinavia, Van a por nosotros, La edad de oro y la favorita de la banda y de gran parte del público, Indestrucibles.Voy a hacerte recordar, una de las canciones más vitoreadas, fue la elegida para cerrar el primer bloque de temas.
Tras el bis llegaba el momento de homenajear a sus seguidores más veteranos con ‘Norge’, ‘Crónico’ y ‘Nuevos tiempos’. Envueltos en sonidos eléctricos y muchas guitarras llegábamos al final del concierto con ‘Mi habitación’, dedicada a la capital y la ya convertida en himno, Ayer, provocando el estallido de una Riviera entusiasmada sumergida en una atmosfera fascinante. La química existente entre la banda y su público es especial. La forma de mimarlo es sin duda un ejemplo a seguir para otros grupos de la escena musical.
El concierto, quizás por el setlist, estuvo lleno de altibajos. El mismo Jorge Martí nos reconocía que no había sido nada fácil escoger las canciones para este concierto. La cantidad de temas y las ansias por seguir tocando por parte de la banda dejaron saturado a más de un asistente entre el público. Quisieron agradar a todos y como para gustos están los colores, elaboraron un reparto de lo más amplio y a la vez espeso.
Lo que en un principio era un concierto de fin de gira se terminó convirtiendo en un repaso por toda la trayectoria de la banda. En dos horas y media La Habitación Roja, demostraron que los años no sólo no pasan en balde para los miembros del grupo, sino que sus letras y melodías llenas de experiencia mejoran con el paso del tiempo, como el vino.
Para quien se quedase con ganas y hubiese adquirido la entrada VIP le esperaba un domingo al más puro estilo anuncio de cerveza, con concierto acústico y paella valenciana en compañía de la banda.
