Desde el momento en que una sala de conciertos (Heineken) puede adoptar el nombre de una cadena de peluquerías (Marco Aldany), cualquier cosa es posible. A raíz de ese cambio, la discoteca Kapital de Madrid se ha convertido en el nuevo centro de operaciones del Heineken Music Selector, que ayer convocaba al personal en la sala de la calle Atocha para ver el interesante directo de Hola a Todo el Mundo y Fanfarlo. Aunque ya habían pasado por dicho lugar Neon Indian, Washed Out y CANT, no dejaba de chocar que la pista donde muchos de los asistentes debieron bailar alguna tarde durante sus años mozos estuviera hasta arriba de ‘indies’.
Los protagonistas de la noche, Fanfarlo, vinieron cargados con toda una nueva artillería musical. Todavía hay que esperar hasta febrero de 2012 para que llegue a las tiendas su nuevo trabajo, Rooms filled with light, pero los londinenses ya han presentado en directo una buena parte de su material inédito. Y el directo de anoche no fue una excepción: arrancaron con el duelo de teclados de la minimalista Replicate, una de sus nuevas composiciones que descubrimos hace unas semanas.
El telón se abrió para Fanfarlo y a sus espaldas se proyectaron imágenes circulares y en espiral para acompañar al nuevo sonido del grupo, que, tal como ya se ha comentado, apunta en una dirección diferente a la de Arcade Fire, pero sin perder su identidad propia. El cantante, el sueco Simon Balthazar, se armaba de un saxofón para el estreno español (Madrid fue la primera parada de sus cuatro fechas nacionales) de títulos como Tunguska o Dig, reforzando la ya clásica trompeta de los primeros éxitos del debut de Fanfarlo, Reservoir (2009), representado por I’m a pilot, Comets o Finish line. Su maravillosa voz no acabó de resonar en Kapital, en parte por deficiencias del sonido de los micros y también por el constante e inexplicable murmullo. Sin embargo, toda la instrumentación de Fanfarlo, al igual que la de sus teloneros, brilló con luz propia. Y el público, a pesar de no estar familiarizado con la mayoría de las canciones, entraba al trapo y daba palmas al ritmo de la teclista y violinista Cathy Lucas y disfrutaba la trompeta de Se vivieron grandes momentos con Atlas (la aportación de Fanfarlo a la banda sonora de la saga Crepúsculo), donde Simon y Cathy empezaron cantando a capella y la gente mandó callar a los charlatanes, así como con el single, Deconstruction y las ya conocidas Luna o Harold T Wilkins or how to wait for a very long time, elegida como primera despedida. Unos minutos después, la banda volvía a salir para interpretar otro nuevo título, Bones, y The walls are coming down, el gran broche final para un buen concierto al que, sin embargo, le faltó algo. La ejecución del grupo fue perfecta, pero a algunas canciones les faltó tener más cuerpo o posiblemente, aunque Fanfarlo le ofreció al público madrileño un aperitivo más que generoso de lo que llegará en 2012, fue demasiado material nuevo para degustar.
Es probable que esa sensación estuviera provocada por el buenísimo sabor de boca que habían dejado un par de horas antes los madrileños Hola a Todo el Mundo, que se mostraron igual de sorprendidos que el público de verse a sí mismos actuando en una sala como Kapital. Sin su tradicional maquillaje, el quinteto tenía montada toda una tienda de instrumentos sobre el escenario, todos los elementos que conforman el característico sonido de HATEM, que hizo vibrar, cantar y dar palmas a los asistentes. Violín, banjo, acordeón, castañuelas, pandereta, teclado, guitarras o un bajo tocado con un arco de violín lideraron sus pegadizas melodías. El grupo combinaron inglés y castellano al repasar tanto los temas de su debut homónimo (Hatem prayer team, A movement between these two) como los de su último lanzamiento, Estela castiza. Con la original Número nadie, una pieza de gran carga instrumental que termina en silbidos, Maestra alegranza o Leon comunion, HATEM se metieron al público en el bolsillo y ganaron un buen número de nuevos fans.
