Uno nunca debe olvidar sus raíces. Bajo pose de dandy sureño de traje gris y pelo azabache se escondían los brillantes y melancólicos ojos de Paco Toronjo, el hombre que había perdido su mitad creativa y hasta a su hijo. Carraspeo en la voz y letras que desvestían todo un abismo interior componían los fandangos del mejor cantaor del estilo en Huelva. «Hay gente que reniega de su tierra. En Nueva York o Madrid seguiré siendo andaluz».
Sergio Sánchez es Albufera, un proyecto que nació cuando el barcelonés decidió comenzar una carrera en solitario. «Hasta este momento nunca había compuesto canciones pero llega el momento en el que uno necesita contar cosas». Albufera se mueve por la escena de salas barcelonesas de pequeño tamaño pero con una programación exigente como Heliogàbal. Así comenzó a mostrar unas canciones que recibían influencias de The Drones, Nick Cave o Vic Chesnutt.
La conexión con los fandangos de Toronjo llegaron poco más tarde. Sánchez vio la urgencia de pasar su mensaje al castellano. Las palabras no eran suficientes. Quedaba mucho más por decir. Así entró el cantaor; un mundo propio cargado de raíces. «A medida que uno va hurgando en su interior enseguida afloran esas otras influencias no tan evidentes, aquellas que siempre han estado ahi y de las que ni siquiera eras consciente : el flamenco, las coplas que canta mi abuela y toda la música que guarda su raíz en la Península», afirma Sergio Sánchez.
Por el momento resulta complicado saciar la curiosidad con más canciones. «Siempre he sido bastante reacio a meterme en un estudio. Para mí es una experiencia incómoda y además siempre es difícil sonar tal y como lo tienes en tu cabeza. Si por mi fuera no grabaría jamás y me ceñiría al directo pero hay un punto en el que si no tienes nada para escuchar no te toman muy en serio». Pese a todo, escucharemos pronto el debut oficial de Albufera: un EP que ultima detalles y que ha grabado acompañado por guitarra, batería y esas raíces que van aflorando con mucha más intensidad.