Los jóvenes de los años 50. Los primeros jóvenes de la historia se dejaban llevar por los solos del saxo tenor y volaban con los pianos enfurecidos de aquella música del diablo que era entonces el jazz. Con la llegada del rock y la música popular contemporánea, aquellos Miles Davis, Coltrane, Dizzy Gillespie, Chet Baker o Bill Evans, muchos de ellos perdedores por naturaleza, pasaron a ser exiliados de una juventud que comenzó a amar el rock. El jazz no era juventud y tampoco estilo.
Desde hace unos años el nombre de Christian Scott lleva sonando con fuerza entre los amantes del género. En el trompetista de Nueva Orleans ven la juventud, el estilo y la fuerza; un personaje con el que volver a llevar el jazz a la juventud. Nacido de las cenizas mojadas del Katrina, Scott inició su carrera discográfica hace una década, con apenas 19 años. Con el desastre en forma de huracán que azotó a una de las capitales mundiales de la música, el trompetista inició un alto interés por introducir las raíces de los indies de Lousiana en su jazz. Así llegó en 2012 su álbum ‘Christian aTunde Adjuah’, el álbum que terminó por convertirlo en el icono del nuevo jazz.
Con inquietudes musicales que le llevan a exprimir todos los géneros y una imagen estilística llamativa, Christian Scott está considerado uno de los grandes trompetas de la actualidad. Sus tours por Europa no dejan de sucederse -casi habitual en Jazzaldia– es el hombre en el que muchos confían para que devuelva el jazz a los jóvenes.
Christian Scott estará el 29 de octubre con su quinteto en la sala Clamores de Madrid.
