1980. The Clash graban el single ‘Bankrobber’ tras su éxito con ‘London Calling’ (CBS, 1979 ). Un vídeo barato ilustra la canción. En él se ve a dos de los amigos de la banda encapuchados y robando bancos. Ambos fueron detenidos por la policía al pensar que se trataba de un robo real. Ahora ese videoclip podría estar patrocinado por una entidad bancaria.
¿Cómo? El llamado product placement consiste en meter la publicidad dentro del espacio rodado sin que afecte; ver a un actor bebiendo un refresco de naranja de tal marca o a aquella cantante con un coche de esa otra fábrica alemana.
Todo va más allá. Ahora Vevo, la gran plataforma de vídeos musicales, planea incluir esa publicidad en vídeos que ya fueron grabados. Product placement retroactivo: Meter publicidad en antiguas grabaciones, alterándolas en favor de una campaña. El plan es modificar vídeos que son propiedad de las grandes discográficas -a su vez propietarias casi todas ellas de Vevo– para así poder vender un nuevo espacio a marcas. No deberías extrañarte si ves anunciado un reproductor MP3 en un vídeo de los años ochenta.
Hemos visto a artistas prostituirse del modo más cómico: tanto a un Dylan que olvidó ser adalid para pasar a apelar al casposo American Way of Life como a un Lou Reed que llegó a vender motos. La nueva táctica serviría para aprovecharse de míticos vídeos y así hacer más dinero, alterando lo que una vez fue grabado y pasando por encima de los derechos de músicos que no entrarán dentro de las decisiones. Y no hablo de músicos muertos.
Teniendo en cuenta las situaciones vitales de cada uno, es imposible considerar la misma persona, con sus idénticos ideales al Bob Dylan que vende sujetadores en la actualidad a aquel que iba predicando un nuevo mundo. [inlinetweet prefix=»» tweeter=»» suffix=»»]¿Es lícito traicionar al Dylan del 74 que compuso ‘Tagled Up in Blue’?[/inlinetweet] Quizá el nuevo Dylan, que es viejo a la vez, que le queda poca vida y que es eso mismo lo que más le preocupa del futuro, permitiría añadir cientos de marcas a sus primeros vídeos, a los del revolucionario chico judío de camisa a cuadros que se sentiría traicionado en su imagen. Tampoco sería la primera vez.