Ni siquiera siendo rico eres libre. La arquitectura de nuestra sociedad es una madeja de contrafuertes, planificada y estudiada, imposible de evadir. Los poderes se ven supeditados ante las imposiciones de otros, negando un libre albedrío que debería ser irrebatible. La evolución histórica moderniza sus engranajes: de lo natural a lo mecánico, así a lo eléctrico y después a lo digital. Ha sucedido con la tecnología -la herramienta- del mismo modo que con el sistema en sí.
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El detalle más trivial puede ser el ejemplo perfecto. A comienzos del presente Mundial de fútbol, saltó la noticia de que los jugadores no podían escuchar música con auriculares Beats. Todo ello se debía a que la FIFA tenía acuerdos publicitarios con SONY, por lo que el mercadillo tuvo que cerrar para Dr. Dre y Jimmy Lovine. Hasta estos niveles de ridiculez y control nos obliga la publicidad. Aunque, en este caso, les hicieron un favor a los futbolistas, porque Beats Audio será de todo menos una marca de buenos auriculares.
No son desastrosos, pero están más cerca de ello que de merecer el desorbitante precio al que los puedes comprar. Deportistas, músicos y celebridades de todos los campos aparecen con su set de auriculares en televisión, revistas, en cada medio de comunicación. Le echan una mano a su amigo rapero porque el 1% lo representa muy poca gente y tienen que apoyarse entre sí. Como el dinero no es problema, la campaña de publicidad introducirá su producto estrella como un enema perforador hasta lo más profundo de tu colon.
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¿Son esos motivos suficientes para caer en la trampa de la publicidad? No deberían serlo. Las razones que deberían guiar nuestra decisión deben basarse en la objetividad, el pragmatismo, la funcionalidad, el diseño también, por supuesto, pero desde una perspectiva propia, no inculcada a mazazos. Las marcas realmente profesionales -a pesar de no siempre cumplir- confían su prestigio en la calidad y, esta, se apoya en la publicidad.
Pongamos un ejemplo práctico comparativo, aunque, con el fin de mantener la coherencia, obviaremos la marca competidora, y así podrás sacar tus propias conclusiones.
Beats Audio
Rango de frecuencia: 20-20.000 hz
Impedancia: 32 Ohm
Sensibilidad: 100 db
Precio: 451 €
Marca profesional
Rango de frecuencia: 10-39.800 hz
Impedancia: 62 Ohm
Sensibilidad: 105 db
Precio: 185 €
Rango de frecuencia: el espectro de sonido que es capaz de reproducir, de lo más grave a lo más agudo (de 20 a 20.000 hz es el rango auditivo humano, aunque estudios demuestran que las frecuencias superiores e inferiores afectan a aquellas que podemos escuchar).
Impedancia: La resistencia que oponen los auriculares a la señal eléctrica. A menor impedancia, más alto podrán sonar en cualquier equipo, pero se encuentran indefensos ante todo tipo de interferencias. Las altas cifras están pensadas para equipos profesionales con una mayor amplificación.
Sensibilidad: El tope de volumen que serán capaces de emitir.
Para saber cómo suenan, los datos pueden guiarte, pero nunca son definitivos. Lo que sí es definitivo es no encontrar una reseña decente para los auriculares de la marca de moda. A veces pienso que la gente se guía por los motivos equivocados, es consciente y no le importa. No te compras un medicamento peor porque la caja sea más atractiva; al menos, no después de la primera vez.
Vivimos en un mundo de posibilidades potencialmente infinitas y es casi imposible conocer todo si no se promociona. No sería lógico ni prudente desacreditar a la publicidad como un todo. La publicidad no es mala; solo cuando se usa para compensar lo que lo publicitado no puede ofrecer.