Me siento como en una película futurista. Coches voladores en atascos aéreos, bares bañados en neón cuyas bailarinas lucen el corte de pelo francés en colores extravagantes y la música solloza mínima, abrazando con cuidado las paredes en su ínfima envergadura. Lo más probable es que el futuro no sea así, pero la cinemática representación que hemos hecho de él ve su análogo en el debut de AlunaGeorge, ‘Body Music’ (Island, 2013).
Encuentran su nicho en las virtudes del soul y el rythm n’ blues, especialmente en las líneas vocales, así como la música retoza con gusto en lo minimalista de la electrónica. Ya con su single, ‘You Know You Like It’, demostraban estas facetas mezcladas en un tándem que funciona a pesar de las, a priori, diferencias.
El ambiente chill out de George Reid mece las suaves líneas armónicas en capas entrelazadas de la voz de Aluna Francis (en el nombre no se partieron la cabeza). Con ello logran una dulzura que de por sí transmite la infantil y cándida voz de la cantante, elevada a mayores exponentes con la fragilidad que transmite su música, hasta el momento en que se engrandece a momentos de enorme intensidad, como en ‘Attracting Flies’, tal como en otros ejerce la fuerte emoción de ‘Your Drums, Your Love’.
La producción del álbum alcanza un nivel más que aceptable, respeta el espacio necesario sin hacer que su minimalismo se torne insulso. En ocasiones el mismo sample aparece más de lo debido y acaba siendo un enemigo conocido, pero la innovación parece intrínseca a ellos y, seguramente, podrán desarrollarla más profundamente en un futuro.
Mantienen esa autenticidad en un álbum de 13 temas -más el bons ‘This Is How We Do It’- coherentes en su conjunto, intimistas sin llegar a recluirse en una dirección única ni una mentalidad introvertida, incluso dando lugar a temas cercanos al dance corriente de ‘Just A Touch’ y al rythm n’ blues más clásico en ‘Diver’. En esta, como ejemplo, emplean reiteradamente la mezcla y el tratamiento exagerado de la voz, bucles robóticos y efectos que si no cuajan con tu estilo resultan fríos e inútiles, pero objetivamente están bien elaborados, sin resultar del todo dramáticos en el resultado final de la canción.
El único problema que pueden encontrar en su camino es la arbitraria tendencia del público. Suenan perfectamente radiofónicos, incluso de los que agotan hasta la saciedad, pero su trasfondo emocional no los hace del todo accesibles. Si la moda variase serían estrellas fugaces en dos días, mientras no lo haga serán una banda de culto a la que prestar atención; esa es la maleable tristeza de nuestra realidad.