DANGERBIRD [2011]
[6,8]
El monstruo creado por Josh Homme de QOTSA tiene vida propia y ahora está libre y en solitario. Jesse “The Devil” Hughes o su actual encarnación como Boots Electric entre otros tantos apodos despega esta vez en solitario sin sus Eagles of Death Metal para ofrecernos un trabajo fresco y divertido, un disco pensado y seguramente hecho de fiesta, para bailar toda la noche pero sin pararse demasiado a escucharlo, que aunque pueda ofrecerte algún momento musicalmente interesante, por lo general no es desde luego su pretensión.
El sencillo con el que se presentaba este álbum, Boots Electric Theme, ya exponía la temática de este trabajo, sexo, drogas y rock n´ roll de una manera obscena, golfa y romántica a partes iguales impregnando todo el álbum, secundado por otros cortes como Complexity o Speed Demon. El Rock n´ Roll más puro y clásico, con reminiscencias de sus orígenes en los años cincuenta, subido unas cuantas revoluciones, sin llegar a los niveles de EOTM. Algunos de estos temas, como Dreams Tonight, No Ffun o Oh Girl son baladas aceleradas de dinner americano. Las letras giran alrededor de dos temas básicos, amor y fiesta, con el factor común de las chicas como el mujeriego que Hughes es. Cada tema está dirigido a alguna chica, seguramente no siempre la misma.
Como norma universal vemos muchos artistas que al arrancar en solitario no ofrecen nada distinto a lo que ofrecieron antes. Mientras muchas de las influencias son compartidas en sus trabajos anteriores y este Honkey Kong (2011), el resultado final no es nada parecido, cosa que se agradece de veras; es una pena malgastar el tiempo en escuchar lo mismo una y otra vez. Aquí las guitarras pasan aun segundo plano, como meros arreglos puntuales, cobrando una mayor importancia la parte rítmica y los teclados, conformando un resultado final original y personal que crea una sonoridad que a estas alturas ya puede vincularse inequívocamente al artista.
Este disco se desenvuelve a la perfección en su simplicidad. No es desde luego un músico excepcional, ni como cantante, ni como compositor, ni como guitarrista, pero lo que toca suena genuino y natural, sin poses ni intentos de sonar a algo que no es él mismo. En ciertas ocasiones tres acordes, un ritmo llamativo y una melodía pegadiza conjuntados de la manera adecuada valen más que una sinfonía completa, y en esto se basa este proyecto solitario que devuelve al artista a sus raíces más rockabilly, al estilo de Chuck Berry o Bill Haley. No comparte el virtuosismo de su compañero Josh Homme, cuya esposa Brody Dalle participa en el single como segunda cantante, pero el objetivo de ambos músicos es totalmente distinto y Hughes cumple sobradamente. Muchos álbumes de baile querrían llegar al nivel de este.
Pon este disco en el momento adecuado y desde la perspectiva correcta y será un indispensable. Tienes que compartir sus gustos pues las influencias están muy marcadas, pero puedes disfrutarlo sin complicaciones. Ameno, fresco y divertido, con ciertos momentos musicalmente de calidad, pero sin perder de vista el objetivo principal, que es ofrecer la banda sonora perfecta para salir de fiesta con ese aire rockabilly.
