THE CONTROL
GROUP [2012]
[7.9]
Debutar con un álbum sobre la muerte no es una licencia que se pueda permitir cualquiera, pero ahí están Arcade Fire, que consiguieron canalizar las emociones experimentadas después de perder a varios familiares en su magistral Funeral (2004) un álbum que consigue hacerte llorar tanto de felicidad como de tristeza. La muerte es un tema que nos preocupa a todos y que nos puede afectar a distintos niveles: familia, amigos, pareja… e incluso nuestras mascotas. A todos se nos ha muerto alguna vez un pez, el hermano de turno hizo ‘desaparecer’ al hámster, o hemos perdido a nuestro fiel compañero por el cual los años no pasaban en balde y esta experiencia puede ser realmente traumática. La pobre Cate Le Bon desarrolló una cierta fijación con ese destino fatal que todos compartimos porque vio pasar a mejor vida a más de una de sus mascotas y decidió que la muerte era la mejor forma de presentarse en sociedad, entregando un disco oscuro y triste, Me Oh My (2009), que tuvo como título provisional Pet Deaths (muertes de mascotas). Pero, ah, la vida, tan impredecible ella, también trae alegrías y alguna le habrá caído a la artista galesa para que su segundo largo, CYRK (que significa circo en polaco) se haya animado considerablemente.
Descubierta y apadrinada por su compatriota Gruff Rhys de Super Furry Animals, quien la invitó a acompañarle en su gira en solitario de 2007 y luego a participar en su proyecto paralelo, Neon Neon (y bajo cuyo sello editó su debut), Cate empezó cantando en su lengua materna – publicando el ep Edrych yn Ilygaid Ceffyl Benthyg, que viene a traducirse como la expresión “a caballo regalado no se le miran los dientes” – pero fue con sus primeras temas en inglés con las que se ganó las comparaciones con Nico de la Velvet Underground, una vocalización clara, plana y sin emoción que dominaba el bajo estado de ánimo imperante en Me Oh My.
Esta vez su marcadísimo acento galés se reparte el protagonismo e interactúa más con los instrumentos, mucho más trabajados, que crean un sonido rico que ha avanzado del rollo sesentero presente en su primer largo hacia terrenos más psicodélicos y experimentales. Esta tendencia se da desde la gran apertura, Falcon eyed – cuya guitarra inicial recuerda a My Generation de The Who – el momento más bailable del disco, y de los más directos, porque en la mayoría de los casos, las canciones se revelan como impredecibles. Así ocurre con las otros dos nombres de mujer que figuran en el disco, Julia y Greta. En la primera, un punzante teclado va lanzando avisos, hasta que vuelve a aparecer para acabar con todo. En la segunda, entre toques de piano que suena adecuadamente desafinado – protagonista absoluto de Puts Me to Work, las teclas están presentes a lo largo de todo el disco bajo distintas apariencias – los inquietantes cánticos de Cate acaban siendo devorados por una trompeta que da entrada a una suerte de marcha militar (visto desde otro punto de vista, podría ser la música de un decadente circo ambulante. Otro momento muy destacable es el cierre del disco, dividido en dos partes. La cálida Ploughing Out Part 1 continúa en Part 2, donde poco a poco entran los instrumentos liderando a un ruidoso aunque ordenado caos final. Sin embargo, la importancia que ha cobrado la música no se la resta a la personal forma de cantar de Cate, que sigue aportando ese punto de oscuridad que han perdido sus letras, un tanto ocultas debajo de tanta experimentación sonora. Esto no quiere decir que ahora la galesa siempre está mirando el lado positivo de la vida; se muestra desconfiada y más bien pesimista, pero es posible que los fantasmas de sus mascotas la hayan abandonado durante una temporada.
Este segundo trabajo de la galesa es una muestra de la evolución natural de la vida reflejada en la carrera musical de una artista, cómo sus circunstancias se cuelan en su forma de componer y en su ánimo, pasando de un disco un tanto depresivo a esta nueva entrega, sin perder su esencia. Quizás Cate no supere nunca ese trauma; la cuestión es que sin él no estaríamos hablando de esta prometedora cantautora que, comparaciones y padrinos a un lado, ha entregado uno de los primeros ejemplos del buen material que nos espera en este 2012.
