En la música, como en cualquier otro terreno, siempre se ha ligado la originalidad con la excelencia. Lo insólito es algo que el público sabe reconocer y apreciar, juega con nuestra curiosidad y persigue nuestra atención. No, no es necesario que una obra de arte sea creativa para ser valiosa, ni siquiera es necesario hacer siempre algo diferente. Tampoco es el eterno secreto del éxito, ni el valor intrínseco de la música. Pero no lo neguemos, no hay nada como escuchar un disco o ir a un concierto y salir extasiado tras saborear algo tan original que ni lo esperabas.
Llegados hasta este punto, si confiabas en un mínimo resquicio de originalidad en el nuevo álbum de Cheatahs no continúes la búsqueda en vano, es casi imposible cruzar la raya de la monotonía en lo que dura el disco. Pero tampoco seamos tremendistas y lo demos todo por perdido. El cuarteto británico se logra concentrar en la década de los 90′ a la hora de buscar las influencias para su primer largo, asentándose muy cerca de My Bloody Valentine.
La nebulosidad se experimenta desde el primer corte, ‘Geographic’ se desenvuelve ruda, con unas guitarras acróbatas que instalan la densidad y no será hasta ‘Get Tight’, pasando por la malhumorada y negativa ‘Mission Creep’, cuando Cheatahs despierten de su letargo y nos ofrezcan parte de esa furia contenida en distorsiones y modulaciones comedidas. Es aquí, en ‘The Swan’ o en los acordes hipnóticos de ‘Leave to Remain’ donde residen sin duda lo más notable del disco homónimo, donde los británicos nos enseñan que tampoco es tan complicado ampararse de la tormenta y salvarse del siniestro.
El exceso de guitarras nunca fue un problema, siempre que éste no suponga una continua deformación que termine por agotar todas las vías, ni que se convierta en un auténtico huracán de riffs y progresiones inusuales, liberando lentamente acordes espesos y generando cierto desánimo, como ocurre en algunas pistas. Cheatahs sigue el camino establecido por bandas míticas de la guitarra de los últimos años 80 y principios de los 90 y como formación en busca de su verdadera identidad se estancan como banda aceptable pero muy mejorable, que habrá que pulir para hacer de los británicos en un futuro alguien memorable.