Clock Opera | Ways To Forget

• MOSHI MOSI

• 8.2

• por Sam Gutiérrez

Si por alguna cosa se han caracterizado Kitsuné y Moshi Moshi, dos de los sellos discográficos más influyentes del momento, es por tener buen ojo. El primero de ellos, afincado en París, se fijó en los ingleses Clock Opera en 2009, pocos meses después de su formación como banda. Una banda que en primer lugar era proyecto en solitario de su líder y vocalista, el londinense Guy Connelly, aunque poco tardó en convertirse en cuarteto. Tras editar un par de discretos EP con el sello galo, Connelly y los demás se vincularon a Moshi Moshi Records para publicar el LP que nos ocupa, su ópera prima, bajo el nombre de Ways To Forget.

El álbum debut del grupo anglosajón se sitúa entre la electrónica y el rock sinfónico, una peculiar mezcla que hace ciertamente llamativa la propuesta de estos cuatro barbudos. Una decena de canciones profundas que evocan a los Animal Collective menos abstractos y a los Editors más alegres, en un curioso ejercicio de contraponer constantemente épica, crudeza y color. Este atractivo invento, sin embargo, resulta en ocasiones desconcertante y hace un tanto incoherente el tracklist de Ways To Forget, que contiene tanto algunos temas de sus inicios en 2009 como otros que vieron la luz hace poco más de medio año. Sabiendo eso, todo encaja.

El disco presenta una apertura muy colorida con Once And For All, fresca y atrevida, aunque le sigue Lesson No. 7, mucho más sombría, y 11^th Hour, vibrante y con un final excelente (compite junto a Belongings por el mejor ending). Este contraste entre luz y oscuridad se hace perseverante en un trabajo capitaneado a la perfección por la voz de Guy Connelly. Camaleónica: delicada en por ejemplo Fail Better y grandilocuente en la citada Lesson No. 7, dota de una personalidad abrumadora cada verso.

Menuda alegría supone descubrir proyectos como el de Clock Opera. Su primer largo se nos ha hecho corto y tras caer rendidos perlas como The Lost Buoys, White Noise o, especialmente, Move To The Mountains, nos hemos quedado irremediablemente con ganas de más.