Cuando Connan Mockasin grababa ‘Caramel’ (Mexican Summer / Because Music, 2013) lo hacía en la ciudad de Tokio. Y eso es definitivo. Este álbum comenzó a engendrarse cuando a este rubio extraño le dio fuerte con caramel, la palabra, y decidió componer 11 canciones alrededor de ésta. “¿Cómo sonaría un álbum llamado Caramel?” pensó. Este es el resultado. Atmósferas sensibles, pastelosas, llenas de arreglos dulces y de luz y de honesta pegajosidad que en sus puntos más psicodélicos funcionan. Que pena que sean tan poquitos.
El niño prodigio del blues-pop que reeditó su primer debut, ‘Please Turn Me Into The Snat’ para buscar y casi encontrar la perfección en un álbum espejo titulado ‘Forever Dolphin Love’ (Because / Phantasy, 2012) pasó a ser el abanderado de la psicodelia-pop entre los excéntricos. El neozelandés ha vuelto a transformar su estilo… a darle una vuelta con un poco de LSD de compañero inseparable. O al menos eso es lo que se insinúa en ‘Caramel’, sobre todo en ese conjunto de cortes que se acumulan en la segunda mitad del álbum llamados todos ‘It’s Your Body’.
Y es en esta ida de olla del artista donde no se salva su trabajo, por momentos lo ralentiza tanto que es rematadamente aburrido. Pura anestesia. Demasiados puntos muertos, pocos altos para tantos bajos. Aunque obviando este oasis desesperante el álbum tiene varios cortes que sí merece la pena degustar, a pesar del empalago.
La melodía del tema titulado ‘Caramel’ es tan tan cursi que uno no sabe qué hacer con ella, si reír o llorar, pero en su honesta y azucarada pretensión acierta, eso es cierto. Aunque puedas sentirte incómodo lo mejor es dejarse llevar y disfrutar de cortes más estables y bastante más disfrutables, como ‘I’m The Man, That Will Find You’ o ‘ Why Are You Crying’ (a pesar de sus varios minutos de jadeos). Puntos álgidos que no salvan un álbum que puede producir caries.