SECRETLY
CANADIAN
GENRE[2012]
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La vida es una ironía de dimensiones repugnantes. Como que en la televisión pública emitan reportajes sobre el lujo mientras la tragedia griega arde ante el regodeo de la cortinilla en pelo y corbata cara que maneja su vida y la tuya o que un tipo con cara de boxeador barato que pelea en tugurios durante la época del Jazz fuera profesor de parvulario, que este sea un hombre realmente feliz y se dedique a cantar canciones de tal amargura que Happiness, de Todd Solondz, quede en una viñeta de 13, Rue del Percebe.
Y es que Damien Jurado no es más que un hombre adaptado a la vida que a todos nos ha tocado llevar y que ha sabido convertirla en canciones que son para escucharlas de un modo obsesivo. Así devoré aquel Saint Bartlett que publicó en 2010, me entregué de tal modo que era lo único que escuchaba semanas enteras, sólo tenía aquello en la mente, como si el reproductor mp3 no fuera más que un discman lejos del hogar. En el bus, la calle –si llovía, mejor- o leyendo el periódico. No había más que Jurado en aquella banda sonora. Su agresiva figura estaba en todas partes. Aquella quinceañera fan –no sé si el juego de esas dos palabras cae en la reiteración- de Justin Bieber que llora porque el póster de este que tiene en su habitación le mira o el cuarentón apasionado con KISS que sólo hace el amor con preservativos con la cara de Gene Simmons se reían de mí ante tal empeño por la figura del tipo que viste camisas de cuadros en Seattle.
Aquel álbum es perfecto. En 2008 ya avisó con Caught in the Trees, pero el encanto terminó de cuajar cuando su alianza con Richard Swift se consumó. El productor, entregado al pop, cambió las bonitas formas del descendiente de mexicanos, convirtiendo aquella voz entre bronca, angustiada y preciosa en algo más. Otro punto más para las historias musicales en las que dos mundos distintos se unen y crean algo maravilloso.
Como aquella unión no podía quedar así, las dos fuerzas continuaron trabajando y así han traído Maraqopa. El disco abre con Nothing is the News, una canción que avisa de que todo sigue igual y a la vez distinto, como la vida de la que antes escribía. La voz de Jurado entre efectos, acútica, coros y susurros durante cinco minutos que golpean de improvisto con el chispazo electrónico del solo de una guitarra. Espléndida. Tras ella ataca Life Away from the Garden, acompañada de la voz de unos niños que parecen burlarse y a la vez imitar por pura admiración al cantautor. Tan bonito como las voces de los niños de Lo que comen las brujas de Nacho Vegas.
Y eso que es una táctica que no funciona fácilmente. Maraqopa, el tercer corte, aparece como una balada fantasmagórica que precede a This Time Next Year, otra vibrante canción tocada con perfecta percusión y una guitarra eléctrica que a pocos fenómenos se les ocurriría introducir. Reel to Reel vuelve a tener ese gran toque de Swift que da paso a una más convencional Working Titles. Así va pasando el álbum, corte tras corte, cada uno mejor que el anterior si lo escuchásemos sin un orden concreto. La misma sensación que con Saint Bartlett invade mi cabeza. Ya empiezo a oír la risa de la chica del póster del fulano de nuevo…
por Jota Castellanos