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LUCKY NUMBER
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8,8
Amóldate al mundo, a los cambios, a las novedades. Practica el “Brain Storming”. Que tu imaginación no pare de fluir como lo hace cualquier río antes de desbordarse. Empápate de culturas, de tendencias, de estilos e inspírate en ellos para crecer como persona. Pero sobre todo, crea, no pares de hacerlo.
Esta máxima, esta forma de vida tan poco usual en esta sociedad de mentes atadas, es la que parece llevar adelante al grupo de Darwin Deez. La banda neoyorquina nos presenta su segundo álbum que supera con creces al anterior homónimo. Songs For Imaginative People es, como su propio nombre indica, un disco dedicado a esas mentes privilegiadas del mundo que no se cierran en su mundo interno, si no que aspiran a crecer.
El universo Indie, tan extendido en la sociedad actual, se niega a caer en la decadencia de ese gris futuro musical que dictan las grandes discográficas mundiales. Y la banda que nos ocupa no va a iba a ser menos. El proyecto liderado por Darwin Smith, alma mater del grupo, se sube al carro de esas bandas que tratan de abanderar un cambio en la industria. Y lo hacen al más puro “estilo Barack Obama” y su “Yes, We Can”. Mientras uno rompía moldes en el país de los perritos calientes por el color de su piel, Smith lo hace con sus extraños peinados sacados del tocador de una señorita rococó.
Es tal la magnitud del disco a nivel creativo que no sabes exactamente a quién recomendárselo. Puede gustarles desde a los incondicionales de Vampire Weekend por la creatividad del mismo como a los de Hot Chip o a los amantes de la música de los ochenta. Incluso hay canciones que recuerdan mucho a Michael Jackson como Moonlit, cuyos primeros 10 segundos recuerdan mucho al Black or White del extravagante genio de la música.
Con reminiscencias claras de los últimos The Strokes se presenta la canción All In The Wrist, que recuerda de manera clara al ya clásico Modern Age de los californianos. Posteriormente, el tema se torna en un estilo mucho más simple y tranquilo, aunque quizás le sobren las distorsiones finales de la voz. Te dejan sordo, pero algo malo tenía que tener este pedazo de álbum. Innovemos, sí, pero con cabeza igual que la banda lo hizo con el resto de canciones del LP. Aparte, Redshift representa la definición exacta de lo que es un single en toda regla. Cambios de ritmo, simpleza, bonita, extremedamente bella. Y pegadiza en muchos tramos de la misma.
Esta tormenta de ideas que me inunda mientras escucho el disco es maravillosa. Traté de hacer lo mismo que Darwin Smith, pero con la pluma en lugar de con la púa, y he llegado a una, creo, sabia conclusión. “La creatividad no se mide con el color de la piel, ni con un peinado; la creatividad se mide con la mente”. Y en este caso con la música que la desborda.
- Y a ti, ¿qué te parece el segundo disco de Darwin Deez? Escúchalo aquí al completo.