Estudias esperando convertirte en alguien mejor. Educarte para llegar a la universidad, la meta entre libros donde encontrarás un futuro espléndido lleno de posibilidades. Terminas la carrera para entrar en la jauría, tener dinero, vivir tu vida adulta y poder seguir un ciclo tan desesperante como repetitivo. Y lo mejor es que ese ciclo ya ni existe. Tu universidad no te valdrá para casi nada. No te engañes. Puedes prolongar tus años de estudiante con un máster, con algún curso en el extranjero, pidiendo una beca que ellos no te van a dar porque ya no te necesitan. En el fondo todo eso es para prolongar una agonía capitalista que no conduce mas que a un final de un sistema que ha necesitado autodestruirse para sobrevivir. ¿La solución? Aquí no toca. Aquí toca hablar de la desesperación.
Porque en ‘Eagulls‘ (Partisan, 2014), el debut homónimo de la formación británica, lo único que vas a encontrar es desesperación y angustia, oscuras armas que te arrastran a la rabia. Vienen de Leeds, son feos y están asqueados del rollo burgués de la música independiente. La voz de George Mitchell suena agotada, forzada y tan oscura como nuestro futuro. Las guitarras claman por un tufo que pensábamos que ya no podía llegar desde la Albion que ha logrado exterminar todo mensaje de clase obrera. El punk progresivo de Eagulls quema.
Desde que su ‘EP‘ (Sexbeat, 2012) llegara, no ha quedado otra que prestarles atención. La posterior versión del ‘Requiem‘ de Killing Joke nos daba pista de sus intenciones sonoras que en este debut, del que ya conocíamos gran parte, se amplían desde el sonido y el cabrero. Desde los primeros compases de ‘Nerve Endings’ al último de los 10 cortes que supone ‘Soulless Youth’ se respira un ambiente de angustia entre guitarras pasadas de reverb entre los que destacan grandes temas como ‘Possessed‘, ‘Tough Luck‘ o ‘Yellow Eyes’ no recomendados para oídos cálidos.