KINETICK
FAMILY
[2012][7,8]
Una nariz sangrante suele ser síntoma de rebeldía o violencia. También puede ser el indicio de un carácter enfermizo. No sería muy extraño que Furman haya recibido alguna paliza en sus años de instituto, su cara apesta a típico pringado. Pero hoy no, hoy su nariz sangra por otro motivo. Hoy su nariz sangra porque este músico excepcional, rarito pero tremendamente bueno, se ha desenganchado de sus hasta ahora inseparables The Harpoons para innovar y dar cabida a todas sus inquietudes musicales. Se ha tirado al vacío y la presión del vértigo le ha provocado la explosión de varios vasos sanguíneos. El resultado es único, extraño e imperfecto, su título: The Year of No Returning.
Junto con The Harpoons lanzó dos bombas de relojería, dos discos de auténtico folk. Inside the Huma Body superó a su trabajo de presentación, Banging Down the Doors, pero la madurez la alcanzaron el pasado año con Mysterious Power, su mejor disco, el más redondo. El pop se asoma y las melodías se hacen más complejas (ese maravilloso piano que sonaba en Heaven at the Drive-In). Los Strokes rondaban en el imaginario del músico pero éste no abandonó su lado más intimista y siguió cargando con la guitarra y sus prematuramente desgastadas cuerdas vocales para ofrecer canciones como Teenage Wasteland.
¿Qué diferencia a los músicos con talento de los músicos geniales? La búsqueda. Ezra Furman se ha querido encontrar a sí mismo con su primer disco en solitario. Ha experimentado y se ha arriesgado para parir un total de diez canciones. Algunas de ellas son soberbias, casi obras de arte. Otras representan meros tropiezos. Pero es que no todos tropezamos igual.
Cara A, primera canción, primera joya. Dr. Jekyll & Mr. Hyde no sólo es una brillante metáfora de las luces y las sombras que pueblan este disco, es una sinfonía oscura donde el clarinete y el saxo acompañan a un inspiradísimo bajo. Furman da una patada al folk que practicaba con The Harpoons para tantear con otros sonidos, pero aún no ha conseguido despegarse de su deje dylanista. Bendito deje si todas las canciones fueran como la que cierra este EP, The Queen of Hearts. El músico americano compone con ironía el retrato de una existencia amarga donde la tristeza abraza cada verso mientras un órgano respira de fondo.
También hay cortes lejos de toda experimentación, algunos funcionan como Are You Gonna Break My Heart y otros no. Canciones grises como Lay In The Sun o That´s When It Hit Me emborronan la escucha.
Pero entonces Furman se desnuda frente al piano para crear cosas tan bellas como Sinking Slow. Su voz cobra protagonismo hasta que los sonidos desgarradores de su garganta alcanzan las cuotas más altas con la balada Bad Man, una trágica composición en la que el músico aprovecha para escupir violentamente al micrófono y aullar cosas como: “In the night I see your face in the moon”.
A partir de ahora, todo lo que haga Furman estará marcado por este disco. El primero en el que se atrevió con todo. Un trabajo irregular pero brillante en ocasiones. Un ingenioso insulto al tono monocromático de tantos grupos indies. Un salto al vacío del que ha sobrevivido ileso, únicamente le sangra un poco la nariz.
por Pedro Moral