Vamos a extinguirnos. Eso es seguro. Será dentro de mucho, no os preocupéis, los que estamos hoy aquí no lo veremos. Pero es un hecho que millones de años después de que estés leyendo estas frases la especie a la que perteneces ya no existirá. El planeta se encargará de deshacerse de nuestra incómoda presencia. Reflexionar sobre esto nos empequeñece, todo lo contrario de lo que ocurre con Fanfarlo. La banda de Londres juguetea con el concepto de extinción en este tercer álbum titulado ‘Let’s Go Extinct’ (New World, 2014).
Esta colección de 10 canciones abrumadas por una cantidad de instrumentos innumerables, desde saxofones hasta cáscaras de coco, irrumpe en tu cerebro con fuerza y con posibilidades de quedarse durante todo un año en el que pocos discos pop van a llegar a la altura. Todos esos adornos que exasperaban ‘The Sea’ (New Word, 2013), el EP que supuestamente marcaba el camino hacia este largo, han sido moldeados con inteligencia y condensados en un sonido heterogéneo y elegante.
‘A Distance’, que ya estaba en el EP, ha sido trasladada a este álbum pero no distrae, se acopla perfectamente a ese pop de los 70’ y 80’ que lo inunda todo sin ahogar nada. ‘We’re the Future’ es una canción que han cubierto con esa piel, donde una melodía pop entrañable se cruza con las voz suave de Simon Balthazar y unos coros femeninos muy cuidados.
También trafican un poco con la electrónica y la percusión, que marca más el ritmo que en su anterior largo, ‘Rooms Filled With Light’ (Atlantic, 2012). Los teclados de ‘Cell Song’ y todos esos adornos eléctricos son como un trampolín hacia un lugar lejos del suelo en el que es preciso flotar durante un rato, y después llegan los vientos y después los bongos y por último las guitarras. Una absoluta obra llena de capas, eso es lo bueno de Fanfarlo. Y también lo malo, ojo, pero en este caso han conseguido bailar con nuestro alma y es fácil dejarse querer.
También se ponen intensos de vez en cuando, imitando el momento ese en el que estás con tu pareja, incómodo y con ganas de estar en cualquier otro sitio. ‘Myth of Myslef’ tiene ese toque. Y esa pretensión de querer ser más que una canción. Como si el pop se les hubiera quedado pequeño. Pero esta sensación se olvida cuando uno entra en las últimas notas de un disco que solo es un juego divertido, que ha sido así para Fanfarlo y será así para nosotros. Escuchad ‘The Grey and Gold’ para saber de lo que hablo.