Frankie Rose demostró tímidamente su talento (como el que enseña la pata debajo de la puerta) en su primer álbum despegada de Vivian Girls, ‘Frankie Rose and the Outs’ (Slumberland, 2010), y sumó expectativas con ‘Interstellar’ (Slumberland, 2012), su verdadero debut en solitario, un álbum lleno de luz. Con ‘Herein Wild’ (Fat Possum, 2013) ha pulsado el interruptor del noise rock y todas las luces se han apagado. La neoyorkina se ha hundido en un universo inundado de tristeza pero las lágrimas le salen edulcoradas y el resultado es tan atractivo y aterciopelado como su voz.
‘Herein Wild’ es más sombrío, sí, pero canciones como ‘Sorrow’ demuestran cómo de luminoso puede ser el post punk que fabrica Rose. La melodía está llena de ritmos rápidos y de momentos instrumentales que enriquecen una de las mejores canciones del disco. Aunque cuanto más sucia es la guitarra, hablo de pistas como ‘Heaven’, más nos embarramos nosotros en esta mezcla nihilista con la que Rose pretende sacudirnos.
En general la tónica del disco es sencilla, canciones melancólicas que arrastran la aridez de una psicodelia amamantada por electrónica sin adornos y punk insinuante de ritmos muy vivos. De ahí salen canciones tan elegantes como ‘Street Of Dreams’, cuya tensión recuerda a un duelo rodado por Sergio Leone.
Y acaba con ‘Requiem’ y ese chelo y ese trombón que le aportan a la melodía un dramatismo perverso para acabar de cerrar un disco íntimo, sin grandes temas, pero en conjunto un gran acompañamiento para un otoño que promete ser más duro de lo normal.