SLUMBERLAND
[2012][6,3]
El destino no existe, pero el talento sí, y por falta de talento muchos músicos acaban comiéndose el último peldaño de la escalera que les iba a llevar al reconocimiento y al éxito. Ambición se llama. Sin embargo, cuando hay talento la ambición nunca es suficiente. El hambre por crear y evolucionar debe ser constante. Frankie Rose pertenece a esa clase de secundarias iluminadas que aspiran a algo más a que tocar la batería.
Después de revolotear por el garage con los insulsos aunque exitosos Vivian Girls y Dum Dum Girls, Rose se puso a darle a los tambores a favor del apetitoso post punk de Crystal Stilts. También se cansó. No pudo esperar más y en 2010 lanzó su primer álbum casi en solitario, Frankie Rose and the Outs. Casi en solitario porque en el disco estaban un trío femenino llamado The Outs que no dejaron que la sensibilidad musical de la chica de Brooklyn fluyera del todo. Por esta razón Interstellar es su verdadero debut en solitario. Y con él, Rose muestra al mundo que sus aspiraciones no estaban falsamente infundadas. Aunque lo que ofrece no es nada novedoso, la vocalista, escritora y música se ha entregado en cuerpo y alma para intentar dotar a su segundo largo de una visión personal.
La insustancial pista que da nombre al disco es la encargada de abrir la lata. Unos estupendos coros acompañan a una melodía previsible a la que solo salva unos golpes de batería. Interstellar vaticina lo que está por llegar. Un grupo de canciones sensacionales que intentarán persistir en la memoria mientras algunos de los temas menos afortunados adormecen el cerebro. Un sonido que recuerda al mejor Robert Smith está presente en muchas de las canciones. Desde que a finales de los noventa el líder de The Cure viera su talento alejarse a lo lejos este disco podría ser el segundo mejor homenaje que le puedan hacer, del primero ya se encargó Joaquín Reyes con su celebritie.
Know Me o Gospel/Grace guardan reminiscencias de un suave synthpop. En la primera la voz de Rose cobra el protagonismo que se merece y sus prodigiosas cuerdas vocales se enganchan a una batería machacona pero muy disfrutable de la mano de un buen guitarreo ochentero. Después los sintetizadores se adueñan de una ligera melodía llamada Daylight Sky, el hastío se apropia de la escucha hasta el siguiente corte.El ecuador del disco se titula Pair of Wins. Un melancólico sonido y la dulce voz de Rose te transportan a una ciudad triste de color azul oscuro. Las letras se sumergen en el depresivo mundo adolescente resaltando el anhelo de una huída hacia arriba, hacia ese cielo azul y lleno de posibilidades.
Los instrumentos se funden unos con otros en función de la armonía. Cuando más perfecta es esta asociación más aburrido me parece el disco. Me estoy refiriendo a temas como He we had it o Night Swim. Cuando por el contrario es un instrumento el absoluto protagonista nos encontraremos ante verdaderas bellezas. Por ejemplo, ese teclado de Apples for the Sun con el que Rose nos regala una pista fantasmagórica que es imposible quitarte de la cabeza. La cosa mejora con el sonido surf de Moon in My Mind, pero entonces llega The Fall para estropearlo todo, una canción insípida y demasiado lenta que no consigue crear la atmósfera pretendida.
El disco termina y aunque el sabor de boca no es del todo satisfactorio todo indica que estamos ante una música con sensibilidad y un fuerte talento a explotar.
por Pedro Moral