La balanza en ‘We Need Medicine’ (BMG, 2013) no termina de estar equilibrada. Lo que ganan en consistencia, la cual da una mayor presencia al trabajo, lo pierden en individualidad. Se aferran al blues rock y al rock n’ roll de estadio como un recurso de cajón de sastre que ya ha quedado casi completamente saqueado por multitud de artistas a través de años y bloqueos creativos temporales.
No queda claro si se compuso en una cantina en al borde del escenario de Wembley, porque emana ambos ambientes. Solo con escuchar ‘Halloween Blues’ y su referencia o sustracción a ‘Jailhouse Rock’, te das cuenta de que lo que suena a través de los altavoces quizás sea una cortina de humo. No es mal disco y me tengo que convencer de ello, porque suena bien, los giros son correctos, pero el alma la perdió en algún momento de estos cuatro años en los que la banda no ha estado en activo.
Tampoco sorprende, The Fratellis siempre fueron un hit puntual, de los que arden tan rápido que se extinguen pronto y lo cual pudo motivar la falta de aguante que sufrió la banda en sus dos primeros largos. Largos demasiado anclados en una temporalidad de la que se han sabido librar en su nuevo trabajo, aunque con sus matices personales desdibujados entre una niebla de prostética intensidad que impacta floja y evoca un grito en silencio, ni siquiera el préstamo de Arctic Monkeys en ‘She’s Not Gone Yet But She’s Leaving’ alargará su vida durante mucho tiempo; y que los de Sheffield llegaran después es aún más triste para los escoceses.
Estas por la verga.