Grupo prolífico donde los haya, God Is An Astronaut lanza su séptimo álbum en 11 años. Con ‘Origins’ (Rocket Girl, 2013), la banda irlandesa estrena su formación como quinteto en una línea similar que no deja de lado la grandilocuencia espacial, pero añade matices novedosos a una fórmula que todavía no daba muestras de agotamiento.
La biblioteca de sonidos es aún más extensa, juntando múltiples facetas sonoras que se alejan a tímidos pasos del rock más “tradicional” o las características más duras de sus temas, y acercan sus composiciones a un espacio si cabe más ambiental, con melodías desmesuradas que tontean con el pop electrónico sin perder su contacto con el rock originario. Desde la apacible serenidad que ‘Reverse World’ perturba hasta el éxtasis, los cortes se desarrollan con soltura en sus pasajes instrumentales, más suave que sus anteriores trabajos pero en una búsqueda constante de la épica que sustituye y, en ocasiones, convive con la dureza de ‘Red Moon Lagoon’, al igual que no muestran reparos en reducir la marcha a pasos absolutamente calmados con la orientación a piano de ‘Autumn Song’.
La imaginería de la banda siempre ha marcado un punto fuerte de su carrera, siendo una parte imprescindible de sus visuales conciertos. En el álbum esto se suple con una sinestesia inducida que evoca imágenes constantemente, a cada compás. La dirección del disco es una base fundamental, siempre enfocada y, quizás al ser en demasía, hace que el trabajo no disfruta de una variedad plena. No en composición o notación musical propiamente dicha, pero la inconmensurable cantidad de manipulación sonora de sintetizadores, baterías y guitarras resultan en un efecto contrario al esperado y, en vez de diferenciar, homogenizan el conjunto; muchos efectos juntos terminan por sonar similares entre sí, sea cual sea la combinación.
La base de las canciones, en su necesidad instrumental de evolucionar y darle voz a los instrumentos, dejan de ser las líneas melódicas de guitarra -quienes hacían las veces de cantante- para dar el control del progreso a la ambientación de los efectos crecientes. Estos se agolpan dando un mayor peso al tema pero, de igual manera, no establecen partes definidas como anteriormente hacían y pueden ser difíciles de seguir.
Continúan avanzando y eso es por lo que toda banda debería regirse. Nunca han dejado de lado la ambientación, los paisajes espaciales y su impresionismo musical, logrando en este álbum un purismo superior pero una estructuración que termina perdida entre los ecos de sus propias pretensiones.
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