Mujeres. ¿Hay algo más maravilloso en el universo que las mujeres? Las hay fatales y bondadosas, enigmáticas y transparentes pero en todas ellas abunda el misterio. Y por supuesto, una fortaleza inalcanzable para el género masculino. La lucha constante de las mujeres, obligadas por el machismo rancio a trabajarse derechos básicos, es admirable y empequeñece las dos guerras mundiales. Y todavía queda mucho que trabajar, aunque bueno, el nuevo papa es progre, dicen, igual echa una mano a favor de la igualdad empezando por invitar a entrar en su selecto grupo de carcamales a alguna mujer. Ciencia ficción. El caso es que mujeres como Kate Nash, feministas hasta en su forma de andar, siguen siendo necesarias.
Esta cantante comenzó con 18 años su carrera musical. Nash fue una niña prodigio que tocaba varios instrumentos y que componía melodías pegadizas. Con su disco debut, Made of bricks, no inventó nada pero sí consiguió acariciar los oídos con un pop embellecido y agradable que le valió el BRIT Award a mejor artista femenina. En su segundo álbum, My best friend is you, empezó a indagar en el soul que la maldita (en el buen sentido) Amy Winehouse había puesto de moda. Pero ha sido ahora cuando ha sufrido el mayor y mejor cambio y como buena niña prodigio ha roto con todo y de paso ha mandado a la mierda a su sello. Ha cambiado ella y ha cambiado su música. Se ha enfundado el disfraz rockabilly y con esas mechas blanco-rubias ha abrazado el punk y el rock en este tercer álbum igual de irregular que los demás pero con algo más de chispa titulado Girl Talk.
Una canción como Death Proof inspirada en la película de Tarantino ejemplifica muy bien todo lo que contiene este disco, las letras, los riffs, las voces… Hablamos de feminismo, de mujeres poderosas y fuertes, del fin de la dependencia estúpida hacia el macho, de la lucha… Hablamos de rock edulcorado o pop desaliñado, de esas guitarras que despuntan entre el surf más básico y el rockabilly de Imelda May. Aunque más quisiera Kate Nash lucir como Imelda May.
Las canciones desechables se repiten por culpa de un disco demasiado largo. Porque 15 son muchas para la clase de melodías que Nash propone, o el talento del que la cantante hace uso. Sin embargo el disco guarda un par de bofetadas punk que no dejan indiferente. Por ejemplo, tras esa canción normalísima adornada con un guitarreo indie que ya está muy visto, Are You There Sweetheart?, llega Sister que es un tiro en la cabeza. Tras un comienzo en la que la voz de Nash entona un registro tierno la canción da un vuelco y cada minuto que pasa (son cuatro) se vuelve más punk. Nash deja de cantar y quiebra su garganta consiguiendo un efecto maravilloso y bastante sexy.
En Girl Talk también caben canciones de la Kate Nash de siempre, por eso uno no llega a adivinar lo que quiere demostrar. Sus intenciones. Igual ni ella lo sabe. Cortes como 3AM estancan el disco, un pop de melodía contagiosa bastante vacío. Una de cal y otra de arena porque justo después nos llega con Rap For Rejection, una broma de buen gusto, su voz trucada, que no calla, y un coro que se mueve entre el hip hop y el soul son los ingredientes.
Girl Talk no es un álbum para escuchar del tirón, no atrapa, pero tiene unos cuantos temas destacables. Además Kate Nash nos cae bien porque ha enseñado el dedo corazón a la industria y porque es una luchadora encantadora.
- Y a ti, ¿qué te parece el nuevo disco de Kate Nash?