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FRENCHKISS RECORDS
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6,5
La introspección no es un juego de niños. Tener un momento para uno mismo, para observarse y conocerse es más complicado de lo que parece. Sobre todo para hacerlo con la paciencia y con el tacto adecuados. La personalidad de cada uno es un misterio, y plasmar ese secreto en un pentagrama sin faltar de alguna forma a la realidad es prácticamente imposible.
Local Natives, esos jóvenes californianos que mezclaron las melodías refrescantes con la melancolía de un grupo londinense en Gorilla Manor, vuelven a estar en circulación con su segundo largo: Hummingbird. Más personal, más íntimo, más introspectivo. Aunque ninguno de estos adjetivos se ajusta realmente a la sensación general que transmite el disco. Lánguido es la palabra. Leve como un colibrí perdido (este pájaro es la traducción literal del título del álbum). Tras escucharlo, uno siente como si le succionasen toda su energía vital, como si hubiera tantas penas en el mundo que fuera inútil afrontarlas.
Los componentes del grupo pasaban por malos momentos últimamente. La madre de Kelcey Ayer, cantante de la banda, murió, y estos le dedican una de las canciones: Colombia. Aquí la introspección llega a su clímax con un piano y un ligero sonido de fondo que llega a hasta el primer plano sin llegar a romper la magia que debe tener una elegía. Nicholas Thorburn, cantante de Islands, también acudió al piano en momentos de tremendo dolor cuando rompió con su pareja, entregándose a la frialdad de este instrumento. En A Sleep and A Forgetting, Thorburn se descubrió al mundo como un músico esquizofrénico y polifacético. Por su parte, Local Natives se revelan algo monotemáticos y repetitivos.
El inicio de You and I resulta como una versión más poppie de Apparat. Coros que se diluyen como el peso del disco, o los deliciosos ritmos de Heavy Feet. Todo parece un sueño hasta que llega el single: Breakers, más sólida, consistente y sobrecogedora, a pesar de esos coros que también miran hacia las nubes. La cosa mejora todavía más con la deliciosa Black Balloons y Wooly Mammoth, con ese inicio rompedor y cautivador, aunque sólo da una ligera idea del increíble talento que atesoran estos jóvenes. Sin embargo, es insuficiente para llevar al disco a poner los pies en el suelo.
Hummingbird como ejercicio de introspección es un mal intento. La melancolía en sí misma, y más cuando parece que se coloca en las tiendas al por mayor, no justifica un disco, al menos no uno bueno. Tal vez fuera demasiado pronto para hacer un viaje como éste hacia el centro del ego, aunque la situación lo haya exigido así.
- Y a ti, ¿qué te ha parecido el segundo disco de Local Natives?