[dropcap type=»1″]C[/dropcap]on 24 años, Mac DeMarco ha encontrado una voz propia que muchos intentan atrapar hasta su muerte. Nunca ha sido de tomarse muy en serio pero ha ido creando un mundo particular en el que las guitarras mórbidas atrapan e hipnotizan, te hunden en el sofá como aquella maría que nunca fumas. ‘Salad Days’ (Captured Tracks, 2014) trae a un DeMarco que se gusta y acaba por contagiarlo. La música del canadiense recuerda a la pesadez del verano. Los movimientos lentos que ejerces y lo pegajoso del ambiente. Rock hecho para la siesta.
Dice DeMarco que hace jizz jazz, ese género desalentador de relleno hecho para el porno que nunca ves. Con ‘Rock and Roll Night Club’ (Captured Tracks, 2012) se presentaba con una voz grave que se descubrió impostada cuando debutó en largo. Aquel EP bebía de las locuras sonoras de Ariel Pink pero gracias a la llegada de ‘2’ (Captured Tracks, 2012) pocos meses después, logramos ver que DeMarco tenía una idea original y que era capaz de encandilarnos. Como bien afirmó Pedro Moral en aquella crítica, ‘2’ destilaba toda la esencia de un Lou Reed en estado de gracia. ‘Salad Days’ mejora esa vertiente.
Desde la adormecida pero adictiva ‘Salad Days’ al final perfecto que ofrece ‘Jonny’s Odyssey’ pasando por la lección simple y vital que parece ofrecerse a sí mismo en ‘Blue Boy’ o temas redondos como ‘Let Her Go’, ‘Goodbye Weekend’, ‘Treat Her Better’ o ‘Brother’, DeMarco ha conseguido un gran trabajo que hay que estrujar y reivindicar en cada uno de esos decrecientes momentos que ofrece esta vida moderna que nos ha tocado.