COLUMBIA RECORDS
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Cada día es más difícil independizarse. Hablo del arte, aunque salir de casa de papá y mamá también esta jodido, pero eso es otro tema que no viene al caso, o igual sí. Cada niño o niña que quiere medrar en el mundo del arte, la música, el cine o la literatura se ve envuelto por un millón de referencias culturales que primero divierten y ayudan a crecer pero que a la hora de ponerse a crear solo consiguen abrumar. Es un impedimento terrible. Y cuanto más culto es uno, peor. Solo los mejores consiguen independizarse de este lastre con el que, por ejemplo, Francois Truffaut tuvo que vivir. Saber tanto de cine tiene sus inconvenientes, en el caso de Truffaut. Con Miles Kane ocurre que no solo suena a decenas de músicos que no son él, sino que además en sus discos le acompañan firmas como la de Alex Turner, Noel Gallagher o, como en este último, Paul Weller. Destacar tu personalidad entre tanto genio debe resultar extenuante.
Tras ‘The Colour Of The Trap’, un debut en solitario que dejó muy buen sabor de boca, Paul Weller sustituye a Alex Turner -su amigo y ex compañero en The Last Shadow Puppets– y le echa una mano en un par de nuevas canciones. Este álbum es rock’n roll crudo, que bebe de las mejores décadas del género y que suena a muchos clásicos, desde Lennon hasta Gallagher, y que sin embargo no funciona tan bien como debería. Quizá porque Kane se intenta abrir camino para plasmar su estilo en el álbum. Y lo consigue, de ahí esa irregularidad del disco que, sin embargo, le hace más apetecible. El músico de Wirral es consciente de su valía y por eso titula con ese enunciado lapidario: ‘Don’t Forget Who You Are’.
Kane aparece frente a una carnicería en la portada. Una buena metáfora de lo que se va a escuchar, porque las tres primeras canciones son un tiro. Ya veremos si hace diana. «Taking Over» está llena de energía y sus guitarras estallan entre cierta melodía en la que se nota un influencia perenne de Turner. Con «Don’t Forget Who You Are» explora otros lugares, el surf o rockabilly, por ejemplo. Buena idea emborronada por un estribillo muy pop y un final lleno de inocentones la la las. Y la tercera, «Better Than That», es sin duda la mejor de esta introducción. Un riff que podría haber sido firmado por The Who al que se le han añadido muchos cambios de ritmos y un tipo que canta con esa furia propia de las islas. Un tal Miles Kane que no da a la diana, pero casi.
El disco tiene muchos lugares comunes. Y por momentos las canciones no parecen independientes unas de otras excepto cuando suenan trallazos como «Tonight» o las colaboraciones de Weller. Primero «What Condition am I In?» y después «Fire in My Heart», ésta mucho mejor que la primera gracias, quizá, a ese piano edulcorado. «You’re Gonna Get It», firmada única y exclusivamente por Kane es de estas canciones que uno escucha babeando mientras imagina el potencial que puede tener en directo, que por cierto es una de las cosas que salvan a Kane de no ser un roquero más de esa isla llena de hooligans con pretensiones. La actitud no se aprende.
‘Don’t Forget Who You Are’ es un golpe sobre la mesa. Pero insuficiente de momento para alabar el talento de Kane. El músico tiene que demostrar que puede andar sin agarrarse a papá o a mamá. Sabemos que puede hacerlo, ejemplo de ello es el punto y final del álbum, «First of My Kind». Querrás escucharla en bucle, algo que no ocurre, sin embargo, con la mitad de las canciones del álbum.
