A excepción de Deerhunter o Black Lips en el panorama rock, Atlanta es una ciudad hecha para el hip hop. El género más rompedor de las últimas décadas está impuesto en la capital de Georgia por la comercialización de Outkast, Usher o Cee Lo Green tras finalizar Gnarls Barkley. La ciudad de la Coca Cola apenas tiene hoy en día la creatividad pop que Bradford Cox es capaz de ofrecer y en él recae una escena independiente dispuesta a salir a la luz.
Mood Rings es la pequeña y suave bestia que ha nacido bajo el sello recomendado del misterioso cantante y gurú de Deerhunter y su carta de presentación es el largo ‘VPI Harmony‘. Aunque el trabajo tal vez arriesgue con una producción demasiado monótona, las canciones e ideas se imponen en el resto de un trabajo que trae un buen futuro para la música.
La banda, liderada por William Fussell, toma las atmósferas cálidas del dream pop y le imprimen inmediatez para conseguir canciones de la capacidad de ‘Perusha’ o ‘Pathos y Lagrimas’ -el mejor corte del álbum- no dejando que las canciones terminen aburriendo de tanto gustarse.
Los registros no terminan aquí. En canciones como ‘Promise Me Eternity’ muestran un lado más surf , en ‘Exorcised Painting’ o ‘Minor Slaloms’ demuestran una actitud que también mira a las guitarras pese a la voz blanda de Fussel y dejando patente que sus capacidades ni son limitadas ni se basan en remover una misma idea, como muestra el cuadro de Vladislav Yasrushin que ilustra la portada de uno de los debuts más interesantes y extraños de la temporada.