- GLASSNOTE
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Hay cosas que son complicadas de entender, como que la Ministra de empleo no haya trabajado en su vida o que Babel, el nuevo álbum de Mumford & Sons, se convierta en el álbum más vendido del año. Esas ventas, fantasmas a este lado del mundo, no corresponden con el ejercicio de repetición y sopor al que someten al oyente.
Marcus Mumford y sus falsos hijos no convencían en su primer disco, un trabajo engordado a base de una silicona que mezclaba lo gracioso de ver a un inglés vestido para el rancho y ciertas revistas de las islas desesperadas por encontrar la nueva máquina de cubrir portadas, esta continuación no va por otro camino más que el de seguir explotando la fórmula de 2010 pero sin un éxito como Little Lion Man.
Uno no puede evitar ver que está ante un subproducto alejado de cualquier alma, posición o interés, una obra menor fácilmente olvidable de una banda que no representa esa ola europea que se acerca al folk estadounidense tan interesante. Si The Tallest Man On Earth, los patrios Joe la Reina, sin ir más lejos, o esa apuesta llamada Jamie N Commons representan una vuelta de tuerca que añade calidad, Mumford & Sons no parece otra cosa que una especie de pequeña broma de humor inglés que ha tomado un matiz serio.
Esta segunda apuesta que ha batido récords nos golpea con 15 temas que no destacan por ningún sitio, achuchando para ser carne de episodio de Anatomía de Grey como su tercer corte, I Will Wait. Canciones que no siguen mayor estructura que golpe de banjo, fraseo de Mumford, golpe de banjo, momento vocal intimista y vuelta a empezar. Y todo esto se adivina desde el primer momento que aparece Babel, canción que inicia este accidente y mejor elemento del álbum.
Con este mundo cada vez más pequeño, un estadounidense puede nacer donde quiera así como un álbum de folk puramente americano puede fabricarse en cualquier parte, pero con la gorra de redecilla o el sombrero de OK Corral en un par de fotos no basta. Esa chispa necesaria, esa idea de originalidad o simple creencia por lo que haces, alejándote del negocio es lo que le falta a Mumford & Sons y es lo que mata a este Babel que no hay por donde cogerlo. Tal vez lo que le falta es aquel que este año si han tenido otras propuestas como Langhorne Slim, Great Lake Swimmers, Angus Stone o The Avett Brothers que, sin contar con revistas de música movidas por corrientes, consiguen hacer algo real.