[dropcap type=»1″]E[/dropcap]stás leyendo esto a través de una pantalla. Podrías estar en casa, en el coche, en el metro, en la terraza de algún bar. Lo podrás llevar a cualquier lado y, sin embargo, jamás estarás cerca de ello. No podrás tocarlo. No pasarás el dedo por esta palabra y la tinta se escurrirá bajo tus yemas. Ese romanticismo ha muerto y resucitado bajo el hechizo de la nostalgia, en esta ocasión en su forma más pura de la mano de Neil Young y Jack White.
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El hombre que grabó sus primeros álbumes en piedra y ahora revoluciona la música digital con PonoMusic es el autor de esta carta al pasado, ‘A Letter Home’ (Third Man, 2014). En este último álbum, Young recoge algunas versiones que han calado con fuerza. Su memoria recorre desde ‘I Wonder If I Care as Much’ de The Everly Brothers hasta Bruce Springsteen con ‘My Hometown’. Un ejercicio de añoranza con la cabeza bien alta.
Rememora con una sonrisa, no una lágrima. Versiones sentidas de grandes clásicos que, por ese motivo, encajan en esencia con la producción de la famosa cabina de grabación de White. La aspereza de una producción añeja, lógica, pero técnicamente pobre al fin y al cabo. En esa época no se grababa así por gusto, sino por falta de medios. Existe un punto de purismo objetivo y aceptable, pero aquí lo único que sale perjudicado es la experiencia sonora. Conceptualmente, resulta perfecto con el mensaje de esta botella a la deriva, pero en un cristal hecho añicos, la carta terminará en el fondo del mar.
[quote_box_center]Third Man Records | 2014[/quote_box_center]