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5,8
- por Yago Cobas
Un oasis de tranquilidad y sin preocupaciones que dura casi 40 minutos. Así definiría yo, quizás de un modo un tanto frívolo, este disco. La cantante folk Kathryn Bint como One Little Plane vuelve a la carga con Into The Trees. Cuatro años después de su debut con Until, este disco se antoja ligeramente carente de sustancia.
Todo este álbum se mueve en unos límites muy claros, entre el folk norteamericano y la canción de cantautor, aunque hay algunas excepciones, entre la que destaca Bloom, en la que Kathryn canta sobre una base electrónica minimalista, casi a capela. Las distorsiones brillan por su ausencia, pero están presentes en Paper Planes y I Know. Estos dos son los cortes más contundentes y compactos del disco. El primero se aproxima al dream pop suave, mientras que el segundo a unos sonidos un poco más progresivos.
En general, el disco tiene un aspecto inocente, o más bien inofensivo. Casi todos los temas son acústicos, con melodías más ligeras que el anterior álbum. Con todo, pueden parecer monótonos los temas ya que los cambios escasean, ni siquiera hay variaciones de fuerza entre estribillos y estrofas, aunque sí es cierto que suele haber evoluciones, crescendos no muy marcados a lo largo de las canciones.
En estos cuatro años que ha tardado en publicar su segundo LP, da la sensación de que Kathryn Bint ha tenido un poco abandonada su música, ya que no aporta mucho más que el anterior y su sonoridad tampoco ha madurado. El productor de sus dos discos fue Kieran Hebden, también conocido como Four Tet, que sumado a la colaboración de Colin Greenwood, bajista de Radiohead, hace que se pueda apreciar una buena producción.
El disco en sí es sencillo, quizás demasiado. En una primera escucha ya enseña sus cartas, que no son muchas. Esto quiere decir que, a pesar de ser pop-folk, habitualmente más fácil de asimilar que otros géneros, Into The Trees no tiene mucho fondo.