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ROUGH TRADE
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4,5
La guitarra eléctrica no ha muerto. Es inútil pretender que cada grupo que empuña un mástil con seis cuerdas es el salvador de la música del pasado, la esencia de años que quedan atrás pero que siguen presentes en la actualidad y más que nunca en la sangre de quienes echan en falta el impulso del rock and roll. Wavves, Jay Reatard, Fidlar, Japanther, No Age, Ty Segall, Thee Oh Sees, Howler, The Strokes, Queens of the Stone Age, Foo Fighters, The Hives, The Vines, Japandroids, Arctic Monkeys y un inacabable etcétera han mantenido viva la llama del rock de nuevo cuño en este siglo que pretendía haber olvidado.
Los últimos en intentar subirse al carro han sido Palma Violets, comparados con The Libertines desde que sacaron su estupendo Best of Friends, un single pegadizo, auténtico, épico, que quedará para el recuerdo. Pero incluso a pesar de esta canción tan extraordinaria, era demasiado pronto para llamarlos «el mejor nuevo grupo de Inglaterra», como hizo la NME. Una prueba de ello es su debut, irregular como pocos, pretencioso desde el principio, basando su único punto fuerte en la inspiración, una musa traidora que no siempre está al lado de quien cree merecerla.
Desde Lambeth, estos jóvenes han salido al mundo con el descaro y el brillo de los años 90, igual que los vecinos Tribes. La diferencia esencial es que ellos tienen su propio carácter, mientras que Palma Violets recuerda al espíritu de otros muchos grupos, en cuanto al descaro, pero no genera nada nuevo más allá que una indudable admiración por el rock británico refrescante, que tanto tiempo lleva en la sombra a la espera de un gran nuevo representante para esta nueva década. Palma Violets serían los niños malcriados del género, que han estado en estado de gracia desde su acertadísimo single, pero que no han sabido explotar más allá su creatividad.
De hecho, Best of Friends inicia el disco y lo lleva a su clímax. A partir de allí, la caída es en picado. Step Up for the Cool Cats se dedica a copiar la fórmula de la épica con menor éxito, al perder el gancho inicial y adormecerlo. Así ocurre igual con All the Garden Birds. Parece lejano el recuerdo de gente como WU LYF, que se atrevieron a reinventar el sonido que se podía escuchar en Manchester. La fórmula de Palma Violets suena ya a demasiado conocido y manido, por lo que sólo podía salvarse con cortes vibrantes. Rattlesnake Highway intenta recuperar el ritmo, pero ya es tarde, más cuando es un oasis en el desierto.
La juventud parece relegada ante la postura y el arte del aparentar. Y el problema es que en los momentos clave, la seducción de los medios tiempos se pierde, se diluye en melodías lineales y los aullidos de Chikcken Dippers que miran hacia The Clash y se encuentran siempre con un insuperable Pete Doherty. Aunque el intento por distanciarse es claro, con un rock que pretende ser ecléctico y resulta siempre unidireccional. Three Stars y 14 son las baladas que utilizan para terminar el disco, para dejarlo sobre el agua con delicadeza como si se tuvieran la polivalencia de Japandroids, pero el disco lleva mucho tiempo hundido. Especialmente 14 se hunde, crece y se hunde tantas veces que parece una broma. Está claro que pronto ha de llegar el gran salvador del rock, pero lo hará por méritos propios y no con la ayuda inestimable de la prensa.
- Y a ti, ¿qué te parece el disco debut de Palma Violets?