Peter Bjorn and John estrenaron recientemente su sexto álbum: Gimme Some, uno de los primeros regalos que están preparados para este 2011. Y lo cierto es que es un trabajo que, por su frescura y lo desbocado de sus ritmos, parece más propio de un grupo que publica un álbum de debut que de una banda que ya tiene un cierto recorrido musical. Y lo digo en el buen sentido. En el de la ilusión que emana de cada una de las letras de las canciones, de cada uno de los acordes y los golpes de batería.
Estos suecos son proclives a degustar la convivencia de dos estilos muy diferentes. Una especie de esquizofrenia que muchas veces no es bipolar, pero que sí que separa claramente a todas aquellas aspiraciones a la tonadilla del año (ésas que pueden hacer silbar a varias generaciones) de los temas cortísimos y directos que expresan una rabia inesperada, aunque siempre dentro de los cánones de inspiración playera y de buen rollo omnipresentes en el disco.
Estoy hablando de canciones trepidantes como “Breaker Breaker”, cuyo videoclip ya pudimos ver en HABLATUMÚSICA, o “Black Book” frente a “Second Chance”, “Tomorrow has to Wait” o “May Seem Macabre”, para mí el tema más destacable de Gimme Some.
Es precisamente esta combinación la que hace del disco una pieza deliciosa para saborear. No es de esos trabajos que evolucionan y hay que estudiar, sino un perfecto hábitat para la coexistencia de una especie de surf rock de garaje. Sencillo, claro, sin ambages. Habría que ver qué piensan de este trabajo algunos grupos de esos que creen que están a salvo en las playas del oeste de EEUU. Es evidente que el panorama musical sueco está siempre dispuesto a sorprender y a seguir regalarnos gratos momentos. Como éste.
NOTA: 8,5/10
C. Naval