ATO[2012]
[7,9]
Regresa el dúo guitarrero al que todo guitarrista no puede mirar sin algo de recelo, envidia y, sobre todo, admiración. En esta ocasión unen fuerzas con una orquesta compuesta por distintos músicos cubanos, llamada por la ocasión C.U.B.A. para hacer una revisión de algunos de los temas más famosos de Rodrigo y Gabriela. En esta ocasión dejan relativamente de lado sus influencias más rockeras para dar lugar a un disco más similar a la música folclórica cubana o al jazz, aunque con tintes de su pasión por el metal por doquier.
No es que necesiten una banda. Tan solo sus guitarras se sobran y se bastan. Aunque su música sea instrumental no se echan de menos voces, esas guitarras cantan por sí mismas y tienen voz propia. Pero con el soporte de una banda sus canciones ganan en profundidad y variedad, aunque en cierto sentido pierdan en parte la originalidad que les caracteriza.
Las adaptaciones de sus canciones están muy bien conseguidas, tomando todo un nuevo punto de vista en grandes temas de la pareja como Diablo Rojo, Master Maqui u 11:11. La orquesta que les acompaña hace un excelente trabajo, adaptándose en gran medida al trabajo de ambas guitarras y desde luego no se quedan cortos en lo que a virtuosismo se refiere. El piano funciona como gran compañero técnico con las cuerdas, en asombrosos duelos de solos en los que quien todo gana es el público, con un fascinante despliegue de talento. Cuando el protagonismo del tema pasa a manos de la orquesta aunque gane en complejidad y grandiosidad musical, por otro lado pierde parte de la identidad que despunta a la pareja de guitarristas del resto, dando lugar a algo más común, manido y veraniego, y cuando digo veraniego me refiero a las orquestas de pueblo. No es malo, porque la calidad musical es inapelable, pero no sorprende, hasta que la mano vuelve a las guitarras y ahí se despejan todas las dudas. Pasan por absolutamente todo género clásico de su música tradicional, desde la salsa en Santo Domingo, hasta el guitarreo a lo más Santana en Hanuman.
Hay canciones que dan un resultado más corriente, pero otros temas destacan sobre el resto sobremanera. No es un caso particular de este álbum, el tema que es bueno es bueno, pero Logos se merecería un artículo a parte. Un tema espectacular, con una revisión fenomenal que respeta totalmente ese aire al Metallica más melódico de los 80, banda a la que siempre honran cuando tienen la oportunidad. Sus temas mezclan a la perfección toda esa cantidad ingente de influencias que conforman lo espectacular de sus composiciones, con innegables raíces de su tierra pero con la perfecta mezcla de los géneros más populares. Tan natural, tan bien complementadas unas con otras que ni siquiera te enteras por donde ha entrado, pero en vez de saborear cada ingrediente lo que se graba en sus cerebro es el estilo completo, como toda buena música hace, innovar sin olvidar.
Aunque sean antiguas canciones suyas, el cambio es sustancial y por ello debe tomarse como un álbum completamente original. Su música no necesita de más que doce cuerdas, pero la experiencia se agradece y el resultado es más que disfrutable. Ambos grupos se adaptan a las necesidades del otro y la comunión entre ambos es soberbia; lo que el dúo por separado expresa de una manera más cercana al metal o al rock, aquí se traduce en multitud de distintos géneros como la salsa, el jazz, la música latina y por supuesto el rock y el metal, siempre omnipresentes, probando que no hay una única respuesta correcta en cuanto a música se refiere.
por José Roa