- WARNER MUSIC
-
9.8
- por Berto Barros
Recuerdo que a finales de 2008 me llegué a obsesionar hasta un punto enfermizo con una canción (L.E.S Artistes), y con su video. Que después de ese tema me creó adicción otro (You´ll Find A Way), con una frescura apabullante, y finalmente un tercero, Say Aha. Tras ellos, el disco homónimo al completo me sobresaltaba, el disco de una artista que se quedaba para siempre en mi musicoteca. Recuerdo también que el nombre de la protagonista era Santogold, y digo era..
Santi White vuelve 4 años (y unos cuantos problemas legales después, que derivaron en el cambio de nombre a Santigold) a maravillarnos con su segundo LP: Master Of My Make-Believe.
La evolución de Santi no es demasiado evidente de primeras. El new-wave con toques reggae que aparece en Disparate Youth si viene a ser una primera y gran declaración de intenciones del álbum. Antes de este, me mueve de la silla Go, con la poco explotada colaboración de Karen O de Yeah Yeah Yeahs. La anteriormente mencionada Disparate Youth es la continuación, el puente perfecto para llegar a llegar a God From The Machine o Fame, esta última quizás el único punto que se queda «únicamente» en el notable del álbum, puesto que estamos ante un trabajo sobresaliente. Una pieza brillante por momentos como el que nos trae Freak Like Me, con una producción acojonante. También lo es por instantes deliciosos como los que nos hace vivir This Isn´t Our Parade o The Riots Gone. Estas dos últimas no serán las que más te llamen la atención con una primera escucha del álbum, pero son realmente exquisitas.
Cuando llegamos a Pirate In The Water y Keepers es cuando podemos apreciar más claramente lo complejo, completo y variado del álbum. Su brillantez se justifica con una producción perfectamente engrasada por la que han pasado, desde Diplo (uno de sus grandes amigos, junto con M.I.A y Switch), Nick Zinner de Yeah Yeah Yeahs o David Sitek de TV On The Radio. Canciones en ningún caso definidas por un estilo fijo, que beben de distintas influencias pero que, soprendentemente, hacen que esta característica sea la que convierta al álbum, y por ende a Santi, en objeto de culto.
Big Mouth es un espectacular tema que estará sin duda entre los mejores del año, y que está elegido con mimo para cerrar el álbum. Toda una declaración de intenciones.
Este Master Of My Make-Believe es uno de los mejores álbumes del año, un momento clave en la carrera de Santi que, quizás, solo el tiempo, pondrá en el lugar que se merece. Yo se lo recomendaría incluso a mi peor enemigo.