No distingues bien dónde estás, ni quiénes son las personas que te rodean; si las conoces desde parvularios o por el contrario te las acaban de presentar, no consigues descifrar la letra de la canción que suena, ni aciertas a mencionar la ciudad en la que te encuentras, sólo alcanzas a recordar que la última vez que pisaste el pavimento de la calle era viernes. Distracciones que lejos de posicionarse como positivas o negativas te trasladan entre insólitas vibraciones a golpe de psicodelia pesada mezclada con toques britpop de los años 90. Es más que posible terminar perdiéndose entre sus guitarras puntiagudas.
Los culpables quizás sean los dos únicos componentes originales que continúan en Secret Colours desde que a principios de verano publicasen ‘Peach’ (Secret Colours, 2013). Tommy Evans y Justin Frederick saben lo que se hacen, por ello convierten su sonido en un arsenal garage de mayor crudeza que sigue ocasionando comparaciones con Tame Impala, y que lejos de simbolizar un insulto suponen todo un halago.
El cuarteto de Chicago desenfunda sus armas demasiado rápido, liberan toda su metralla al inicio de ‘Positive Distractions Part I’ (Secret Colours Music, 2014) de la mano de ‘City Sliker’, donde las baterías se cubren de suciedad para recibir a las guitarras con arrogancia y neo-psicodelia. Una estrategia realmente mal planificada que deja a Secret Colours sin munición a mitad de camino, tras ‘Take It Slow’. La resonancia y su intención vocal anuncia una calma que combinada con las pesadas guitarras parece no llegar hasta sus contiguas ‘Monster’ y ‘Get to the Sun’, donde los de Chicago pierden el aire de los pulmones y la fuerza por la boca consiguiendo dejarnos a medias si no es por las sorpresas electrizantes y el manejo maestral que alcanzan con los instrumentos.
‘Rotten Summer’ logra retomar el control del barco y encauzarlo de nuevo a los mares de la psicodelia en un tanteo por asemejarse a ‘Mind Mischief’ de la banda de Kevin Parker. De nuevo los solos de guitarra, esta vez con aires de blues, acaparan todos los elogios.
‘Positive Distractions Part I’ no se califica de maestría musical, sus múltiples fallos lo señalan de humano pero Secret Colours descubren su sitio a la perfección, materializando el capricho por hacer lo que les da la gana, sin pensar en los efectos ni las repercusiones. A la vista está que su ‘Distractions Part II’ (Secret Colours Music, 2014) siga siendo un EP lleno de despistes y entretenimientos.