Durante los 59 minutos que dura este disco de los californianos, podemos encontrarnos de todo: ritmos rápidos que rozan el punk, sonidos electrónicos que próximos al dubstep, guitarras de pop…

Silversun Pickups nos traen Neck Of The Woods un disco que a veces despista. Se encuentra a medio camino entre una buena obra y otra mediocre, vacía de significado. Que para este largo decidiesen dejar un poco de lado el sonido que habían conseguido en Swoon (2009) es un gran paso para un grupo. En su anterior disco tenían preferencia por sonoridades cercanas al shoegaze, con cierto parecido a The Pains Of Being Pure At Heart, que también publicaron disco (debut) ese año. Sin embargo, para este álbum se decantaron por experimentar y adentrarse en la electrónica, siguiendo la estela del synthpop.

Un primer minuto de ambiente en crescendo deja paso a un ritmo de batería que llena el ambiente y sirve de base para la voz en el primer corte: Skin Graph, que es uno de los más contundentes, rápidos y con estribillos explosivos. Le siguen en la misma línea Mean Spirits y Dots And Dashes (Enought Already). Por otra parte, nos encontramos con unas melodías electrónicas, seguidoras del dream pop, que dan buena cuenta de las nuevas direcciones que está tomando el grupo. El tercer corte, Bloody Mary (Nerve Endings), uno de los mejores por la cantidad de influencias que aúna, comienza con un sintetizador que nos recuerda a los primeros segundos de Intro (ft. Zola Jesus), la obertura del magnífico Hurry Up, We’re Dreaming de los franceses M83.

Como afirmaba el propio Brian Aubert, guitarrista y cantante: “suena como una película de terror”. Y no le falta razón, ya que consiguen ambientes oscuros en casi todas las canciones. Estos angelinos han escuchado mucho postpunk. Conocen la herencia que les ha llegado y saben transmitirla, pero no solo en este álbum, también en Swoon dejaron ese toque de oscuridad. La influencia de grupos como Bauhaus o The Cure salen a la luz en Here We Are (Chancer) y The Pit, éste último con un toque más pop.

Podemos decir que hay de todo en todos los temas. Si algo controlan muy bien Silversun Pickups son las dinámicas de sus canciones. En la gran mayoría se encuentran crescendos que van creando un ambiente caótico, como es el caso del primer minuto de Bloody Mary, o cambios de sonoridad entre las estrofas y los estribillos. Casi siempre hay evoluciones, y no cabría esperar menos, ya que la duración media de cada corte es de 5:20 minutos. Gracias a esto, mantienen perfectamente el dinamismo del LP.

Como resumen, podemos decir que éste es un álbum en el que se encuentran muchas influencias, pero no va a marcar tendencia. Como decía, es una obra del montón, con buenos temas pero ninguno sobresaliente. Si bien es cierto que es una obra muy coherente, con un estilo definido a pesar de la experimentación. El grupo tiene las cosas muy claras, y ése es un punto a su favor.