Antes de escuchar cualquier disco de Sleigh Bells uno tiene que concienciarse de que los cascos van a estar inservibles tras el noise rock estridente de este dúo, y eso que en este tercer álbum llamado ‘Bitter Rivals’ (Mom+Pop, 2013) -que llega apenas un año después de su fallido ‘Reign of terror’ (Mom+Pop, 2012)- se han suavizado levemente. Ese concepto de guitarras que pulverizan cada oído, que descansan en una base de rock tradicional y que son acompañadas por la dulce y a veces salvaje voz de Alexis Krauss sigue estando ahí. Únicamente ahora hay más tiempos muertos que nuestra cabeza aprovecha y que hacen del álbum un trabajo más degustable que los anteriores.
Pero cuidado, las migrañas no desaparecerán, son su seña y si eres creyente te gustarán esos instantes de magnífica salida de tono de unas guitarras amaestradas por Derek Miller. Los golpes de ‘Sing Like a Wire’ harán temblar todos tus órganos internos. El tono ha bajado y eso es palpable en temas como ‘Sugarcane’, donde Krauss alterna su voz enajenada con suspiros pop que te acarician el oído suavemente. La música, a pesar de ciertos pasajes R&B escondidos, tiene menos importancia. No importa la detonación si se produce el efecto deseado.
En este disco Sleigh Bells ha sabido capturar los pequeños momentos de guerra, como en ese obús titulado ‘Minnie’, una reencarnación de antiguos temas, y mezclarlos con unos impulsos aterciopelados (casi cursis) como ‘To Hell With You’. Aunque esa capacidad para hacer un pop meloso y romántico con guitarras tan histriónicas y golpes de electrónica desajustada y áspera se a veces la causante de ciertos dolores de cabeza y ciertas risas tontas de aquellos que no entendemos la cursilería envuelta en papel de lija.