No se engañen. Ni ustedes, ni yo, ni nadie después de escuchar verdaderas joyas de Los Planetas habríamos podido imaginar que Jota y Florent acabarían confeccionando una cutre bisutería como son ahora mismo Los Evangelistas.
Nacían en 2011, en una fusión con Antonio Arias y Eric de Lagartija Nick. Con esta presentación parece una delicatesen a la que no poder resistirse, pero va sazonado con un ingrediente secreto. Su primer disco veía la luz en 2012 y, como el título del propio indica, se trataba de un ‘Homenaje a Enrique Morente’. Aquí entra en juego dicho ingrediente secreto: Soleá Morente. La hija mediana del artista se unió a estos cuatro mozos hechos y derechos para colaborar en el álbum compuesto por canciones de su padre. Interpretadas de manera escrupulosa con un pop-rock psicodélico bastante respetable ‘made in Jota & friends’, se ganaron la estima de la crítica.
Después de este primer plato y sin mucha demora, llegó el segundo. Los cuatro evangelistas, encandilados por la joven Morente, no se lo pensaron dos veces y fueron más allá. A finales del pasado año, se encerraban en el estudio para engendrar un nuevo trabajo: ‘Encuentro’. Prometieron que sería el Mesías salvador que pusiese paz entre el flamenco, el pop y el rock, pero viendo el resultado, parece que Lucifer se la ha jugado.
Se trata de un mini LP compuesto por cinco cortes y tres mezclas de Martin Glover “Youth”, estas últimas sólo para los valientes que adquieran la edición en vinilo. En portada, un lienzo de Aurora Carbonell, madre de Soleá y viuda del cantaor del Albaicín.
En la carta del menú nos presentaron el trabajo como algo innovador para el paladar e incluso apetecible, una fusión de sabores irresistibles. No se dejen seducir, es lo que es: Una cantante de flamenco acompañada por una banda que trata de rehogarla con un chorrito de pop.
Lo catamos con ‘Si tú fueras mi novio’. Huele a dream pop, pero de pronto arrasa un sabor a chill out que obliga a beber agua para que pase hasta el final. Más Chambao no, por favor. A la segunda intentona se cuela ‘No sólo yo’, que parece tomar otro rumbo hasta que Soleá Morente entona la primera sílaba de una letra insulsa, reinada por la monotonía y que prueba a salvarse al final con unos pseudoquejíos molestos.
En medio de la catástrofe se oye a Jota. Aleluya. ‘Malagueña de la Trini’, aunque por su nombre no lo parezca, llega como agua de mayo entre tanto amago de sabor cañí. Eso sí, insípida, muy insípida.
Las últimas cucharadas van con ‘Dormidos’ y ‘La sangre de mi corazón’. De nuevo letras menesterosas interpretadas con lamentos, sollozos y suspiros de Soleá, que trata de moverse del flamenco al pop provocando un auténtico desastre. Como dice el refrán: “Zapatero, a tus zapatos”.
En ‘Encuentro’ sobran ingredientes y falla un buen cocinero. Éste ha sido un plato de los que quitan el apetito, una mancha en el expediente de Los Evangelistas que sólo desaparecerá con un buen postre. Mientras firmo la hoja de reclamaciones, por favor, que suenen Los Planetas.
¿A vosotros qué os ha parecido el disco?