- EVIL WEEVIL RECORDS
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4
- por Pedro Moral
Un músico que niega toda creencia, que parlotea sobre su propia visión de las cosas que rodean este estercolero de tamaño planetario, da el pego como artista inteligente, rebelde y atractivo. Pero hay un problema cuando se abusa de eso que definimos como nihilismo, que se deje de creer en uno mismo o en lo que uno hace. Spook Houses, cuyas letras demuestran lo pegados que están al mundo de los suburbios, en concreto a las calles de Ridgewood en New Jersey, han cometido el error de divagar con los instrumentos sin aportar nada o casi nada en su primer LP, Tryint.
Colin Alexander y David Benton, el dúo que al final se convirtió en cuarteto con la incorporación de Alkis Meimaris y David Benton están tan sumamente deprimidos, o lo parecen, que lo único que consiguen con su disco es agarrar el emo y convertirlo en un sonido con una sola dirección, más lento y más aburrido. La experimentación impregnada de lo-fi y las bocanadas de punk son lo único que garantizan un poco de aire en un disco herméticamente cerrado, perfecto para escuchar en la cárcel. Uno de los problemas graves del álbum son los recursos vocales. La primera canción del disco, Try Pt. 1/ Pt.2, comienza con una guitarra tímida y un tono de voz absolutamente desganado que difícilmente arrastrará al tipo que se ponga a escuchar el disco, al menos que tenga aspiraciones suicidas. A los cuatro minutos, este primer corte pega un salto, el oyente se despierta y escucha un minuto de guitarras distorsionadas y voz granulada. Casi es suficiente.
Ese guitarreo, que se encuentra en un punto entre el hardcore punk y el indie rock, continúa durante todo el segundo corte, American, que se encuentra entre lo mejor del disco, uno de los únicos que conservan cierta energía a lo largo de su duración. Bendita sea la armónica de los primeros minutos de Bad Sound, una verdadera lástima que sea engullida por las insulsas cuerdas vocales de Alexander, que por otro lado están gustosamente acompañadas por un riff que llega del punk más clásico.
En los momentos más oscuros (y experimentales) del disco Spook Houses quiere parecerse a Pavement, pero los de New Yersey no traspasan el territorio de lo insustancial. Aunque a veces se les vean maneras. Como en el caso de cortes como Garden, una canción donde se aventuran con guitarras que rezuman añoranza o Witching Hour, el único corte donde el tono pesaroso de Alexander y Benton tiene sentido. Hasta los Ohhhh prefabricados resucitan el interés por esta melodía igual de depresiva que las demás pero interrumpida por los quejidos vivos de uno de los dos vocalistas. Posiblemente nos encontremos ante el corte más logrado del álbum.
Después llega algún despropósito, Family Plot, por ejemplo, una melodía donde los acordes de guitarra a mitad del corte intentan salvar una retahíla de sonidos insulsos. En la última canción, July ‘09 desechan el hardcord blandito que puebla el resto del disco y se decantan por una sinuosa melodía de ritmos equilibrados y distorsión acompañados por la misma voz de siempre, que sin embargo en esta ocasión si transmite algo que no sea dejadez. Por esta razón y alguna más, uno es consciente de que Spook Houses tienen, en el fondo, talento. Sin embargo, no es suficiente con intentarlo.