David Byrne con su obsesión por ser el intelectual del pop lo vio claro: subirse al carro de la contemporaneidad era, hoy por hoy, aliarse con Annie Clark. Desde su debut, ‘Marry Me‘ (Beggars Banquet, 2007), se sabía un diamante que ha ido puliéndose con discos y canciones hasta llegar a ‘Strange Mercy‘ (4AD, 2011), el álbum en el que St. Vincent pareció alcanzar la idea que venía persiguiendo desde su debut.
El homónimo ‘St. Vincent‘ (Seven Four, 2014) llega con la propuesta de Clark totalmente asimilada. Tras la aventura musical que supuso ‘Love This Giant‘ (4AD, 2012) junto a Byrne, la de Dallas ha sabido atrapar elementos que rodeaban este trabajo junto a las propuestas que avanzó en ‘Strange Mercy‘ para componer un álbum en el que todo es excesivo en su perfección. Este cuarto trabajo es más marciano, más sensual, más sexy. ‘St. Vincent‘ es más St. Vincent.
El trabajo se inicia con el sonido Atari roto por una voz preciosa que quiere sonar agresiva. ‘Birth in Reverse’ es extraña, viciosa. Las guitarras se desatan de forma anárquica, descontrol bajo un bombo agobiado en el que Clark juega a la ciencia ficción costumbrista. ‘Prince Johnny’ termina por enamorarnos y atraparnos en sus mundos. St. Vincent es un proyecto complicado por lo que tiene de experimental. La genialidad musical expuesta puede llegar a abrumar pero, si se traspasa esa barrera, el sonido se abre: Annie Clark es el genio que el pop estaba esperando. Lleva demostrando desde hace más de un lustro que sus ideas no tienen límite.
‘Digital Witness’ recibe la propuesta del mencionado ‘Love This Giant‘ convirtiéndolo en una adicción sonora. Las canciones de St. Vincent pueden sonar demasiado laboriosas, pueden tomarse incluso como cargantes. Es cierto que lo básico -‘I Prefer Your Love’ es, junto a la barroca ‘Severed Crossed Fingers’, la más limitada- está muy alejado de lo que Clark entiende en su propuesta. Los tiempos, las baterías agresivas y esa forma de hacer sonar la guitarra de una forma innovadora se han convertido en lo más original que puede descubrirse hoy en día en el pop.
En los tramos finales sorprende con efusividad ‘Bring Me Your Loves’. Toque mainstream de R&B en el estribillo. La canción aparece como si Clark hubiera cogido una canción de Beyoncé y la hubiera estrangulado bajo sintetizadores. Una genialidad más escondida en este ‘St. Vincent‘ que busca quedarse entre lo más destacado de este 2014.