BELLA UNION/WARNER BROS
6,8
A ese tipo del pelo enmarañado y grisáceo que se pinta las uñas de colores le apetecía llevarnos por un pasaje extremadamente oscuro. Pero antes quería hacer una buena broma. Wayne Coyne debió pensar: llamemos al disco The Terror porque eso es lo que es, un oscuro y paranoico viaje, pero joder, engañémosles un poquito llamando a la primera canción Look… The Sun Is Rising. Así se divierten los excéntricos. Este primer corte de título esperanzador ya nos indica el camino elegido por The Flaming Lips, uno tétrico y amargo. Tanto que en algunos momentos es difícil de digerir.
No tienen que demostrar nada a estas alturas, casi 30 años han pasado desde Hear It Is. El cambio que ha sufrido su música es monstruoso. De las guitarras chillonas de este álbum no queda nada, ni el recuerdo ni la voz de Wayne Coyne que parece haberse perdido en algún punto del estómago del cantante. O se es ventrílocuo o se es cantante, pero no las dos cosas. The Flaming Lips han sido olvidados y luego han vuelto a la vida un par de veces. Literalmente. De hecho es un milagro que Steven Dorz esté por ahí con toda la heroína con la que ha regado sus venas. The soft bulletin, su obra maestra pop con canciones tan brillantes e inolvidables como Raze For The Prize o What Is The Light ya tenía algún momento acibarado, y con Embryonic empezaron a organizar viajes muy lejos de este universo. Pero con The Terror han bajado hasta donde sea que nace el sentimiento de derrota que nos lleva primero a llorar, luego a beber y luego a mirar el vacío con apetito.
La banda de Oklahoma se encuentra entre aquellas que merece la pena seguir hasta el infierno. Su música siempre es interesante. Este disco no tan bueno como aquellos en los que mezclaban el dream pop con rock histriónico, pero no obstante por encima de la media de aquellos que se catalogan como psicodélicos, comienza con tres canciones en las que se abusa de sintetizadores, perdonable gracias al tono melancólico de la voz de Coyne. Be Free, A Way es hasta agradable de escuchar. Por otro lado los sonidos industriales de Try To Explain reverberan en las paredes del cerebro y agotan la paciencia.
Si una canción de este álbum tenía que durar 13 minutos tenía que ser You Lust, es igual de oscura que las demás, pero contiene tramos excepcionales y ese órgano que suena y que nunca cesa, que crea la sensación de estar escuchando las notas de un mantra, es uno de esos momentos. Como esos coros susurrados que se clavan en el oído como augurios de las peores cosas o igual que la interminable mezcla de sonidos del espacio con la que se sobrepasa a mitad de la canción.
The Terror (la canción) es casi el corte más positivo del disco, pero las melodías siempre regresan a los sentimientos necrosados. La voz del tipo juguetón y alegre (quién lo diría) se esconde cada vez más en notas ininteligibles, como en Butterfly, How Long It Takes To Die. Y este disco que tanto cuesta y tan difícil se hace acaba por diluirse en unos últimos cortes donde lo único salvable es la caña del Alsays There, In Our Hearts donde el ruido de máquinas funciona para acelerar la sangre.
Lo que firman The Flaming Lips con The Terror es un mal viaje. Oscuro y difícil de digerir. Pero guste o no es valiente y honesto. Podrían haber metido Sun Blows Up Today, una canción en condiciones que era el tema central de un anuncio de Hyundai y que era un éxito seguro. Pero no les ha dado la gana. Y esa rebeldía con 30 años de álbumes a la espalda me cae bien.
- Y a ti, ¿qué te parece el nuevo disco de The Flaming Lips?