BROKEN[2011]
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Hasta ahora este cuarteto escocés, procedentes de Aberdeen, es generalmente desconocido en España. No es osado afirmar que esta realidad continuará de esta manera hasta no dentro de mucho. El tiempo que tarden los melómanos españoles, y somos muchos, en escuchar su segundo disco homónimo, The Little Kicks. Como carta de presentación tienen el haber compartido escenario, en distintas ocasiones, con grupos como Foals, Editors, Glasvegas o Mystery Jets. Pero más representativo aún de su amor a la música y entrega a al oficio es que lo han sacado ellos mismos. Es decir, un grupo de jóvenes emprendedores musicales, que vienen a ser una de las excepciones, que reafirman a las nuevas bandas que empiezan que a veces hay que arriesgar. Si no, no se gana (y no me refiero al dinero).
Describen su nuevo álbum como “indie-pop pegadizo”. No estoy en desacuerdo con ello pero me parece que encasillar tu música en un apartado tan genérico, y sobre todo popular, cuando estás arrancando e intentando llegar a cuanta más gente mejor, es poco inteligente… ahora bien, quién soy yo para juzgar la manera con la que cada creador califica su obra. Hay otros muchos que se declaran los salvadores, o nuevos dueños, de la música…
Lo que es oportuno constatar de ellos es que van un paso más allá de la corriente indie (término y género común y manido). Para comenzar por el principio, algo no tan obvio, nos hacen una introducción, y nunca mejor dicho, de lo más interesante y sugerente. En poco más de treinta segundos hacen un Intro al puro estilo de Pink Floyd: guitarra, sonidos, viento y evocación a distintos lugares.
Con Anti Work Song nos transportan a tiempos pasados para hacer un balance de la situación actual del trabajo. No en términos macro y en comparación a etapas anteriores (cuando sí había trabajo); sí en la predisposición y el verdadero interés que tenemos en conseguir una labor y cumplirlo no solo bien, sino con creces. Ahondando en lo dicho arriba The Little Kicks tienen claro que hay que trabajar para trabajar, valga la redundancia. La música de la canción transmite este sentimiento dependiendo de lo que estén defendiendo en cada momento. Antes una mayor tranquilidad. Ahora más movimiento, más influencias, más llamadas…
Combinan muy bien los instrumentos, voces y los numerados usos del sintetizador. Tienen un sonido limpio y sencillo que les llena de personalidad con un sonido muy logrado. Es el caso de la canción más larga del disco, The First Place. Con el apoyo de la trompeta y el piano eléctrico, y una guitarra de tintes psicodélicos, van explorando nuevos lugares de forma muy elegante y conducidos de modo muy sutil. Además de escoger de forma muy eficaz los momentos solo instrumentales. Una virtud. Por su parte Losen Up juega con el pulso al ir elevándolo muy poco a poco sobre la base de un electro distorsionado y un bajo funky o funky bajo. Mientras que Call Of Youth es la más pegadiza, o corriente en su defecto, con la que logran su propósito del que hablan.
Escuchar este disco es una buena elección para este mes de cierre del año. Además de servir como modelo a seguir para el nuevo, tanto en la forma como en el contenido; tanto para los músicos como los demás. Las buenas lenguas dicen que tienen un directo muy potente. Ojala no tarden en demostrárnoslo en nuestro país. Se lo tendrán que seguir trabajando. Y nosotros también.