AUTO
PRODUCIDO
[2011]
[6]
The Never Years no son una banda de varios componentes, como su nombre nos puede sugerir, si no que es Jamie Long, su productor, miembro principal y único. El género, con en el que el mismo artista lo describe, es shoegaze, aunque el resultado final está más cerca del chillwave que ha iluminado gran parte de la escena musical de este pasado 2011. No obstante, la arquitectura sonora de quienes han consolidado esta nueva corriente ha quedado relegada a un segundo plano. En su lugar, destaca una especie de fantasía dream pop que bebe tanto de la delicadeza de Grizzly Bear como del muro sonoro de Chapterhouse.
Todo con el envoltorio de alegría contenida que da lugar a este álbum, Life of Dreams. Nos llega desde Houston (Texas), por lo que también sirve de herramienta para derribar la idea de que todo tejano debe de escuchar música country, además de para dar visibilidad a un Estado cuyo mayor mérito de ámbito internacional es haber criado al señor Bush. Este hombre, que llevó a Estados Unidos a dos guerras, haría bien en escuchar este disco de su paisano. Le ayudaría a ver las cosas con un poco más de tranquilidad, perspectiva y racionalidad, lo mismo que transmite el tipo de música, o sonidos, del disco. En concreto la quinta canción, Lost. Con ella me llego a imaginar a Bush arrepentido de la gran mayoría de sus acciones y decisiones.
Porque si algo puede ser consensuado, y parece que lo es, es que el disco invita a las ensoñaciones. Si no por lo menos las sugiere, con una tonalidad oscura, rozando la tristeza, algo difícil de conseguir con este tipo de música. Escuchar See what happens e imaginar distintos momentos en los que uno cree que debería haber reaccionado de otra forma o haber sido más decisivo o confiado con la primera idea inicial; la que no era premeditada es posible que suceda.
Conforme se abre un nuevo año, con nuevas promesas y esperanzas, suena The Woods, que abre el cierre, la última recta del disco y que constituye lo más destacado de él. Entra el vértigo al darte cuenta de todo lo que está a nuestro alcance, al ser los directores de nuestro día a día que se suceden hasta llegar a lo que llamamos nuestro destino. Years, tiene un sonido positivo, que llega a colación de la anterior mencionada para insuflarnos de confianza en nuestras acciones; porque al final de todo ninguna de ellas serán equivocadas. O por lo menos servirán de aprendizaje para la próxima gran decisión que tomemos porque, como dice Jamie Long, “there is so much more…”. Es cierto, pero si se hubiera ahorrado Years remix (The sound of Arrows), habría incluso más. Y por menos canciones. Se repite la máxima de que más no es siempre mejor.
Aquarium y Pool House, las dos primeras canciones del disco tienen una base a la que cuesta encontrar diferencias. Y ahí radica una de mis limitaciones del disco, que en ocasiones no se sabe si avanza o va retrocediendo con una lentitud que no se percibe pero sí se respira.
