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SONY / RCA
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5.8
¿Que habría pasado si el mítico ‘Is This It?’ hubiese sido el primer y último álbum de The Strokes?. Que The Strokes serían, sin duda alguna, considerados el grupo más importante e influyente del siglo XXI. Tras cinco álbumes de los neoyorkinos, hay quien se atreve a dudar de esta máxima, amparándose en que desde que Casablancas se dejase meter mano por Moretti, Valensi, Fraiture y Hammond Jr., con ‘First Impressions Of Earth’, nada volvió a ser lo mismo.
Y no les falta razón. Hay que poner de una vez por todas las cartas sobre la mesa y asumir que, al igual que ha pasado en otros tantos grupos a lo largo de la historia reciente en los que un talentoso frontman destaca por encima de los suyos, Julian es el arma de los de la gran manzana. El alma y la ejecución del primero y del segundo, de la obra maestra y del alumno aventajado. Se echa de menos en ‘Comedown Machine’ su carismática voz, en muchas ocasiones, al igual que sucedió con ‘Angles’, tristemente oculta trás una instrumentación bien ejecutada pero en ocasiones excesiva.
Grabado en los Electric Lady de Nueva York con los 5, esta vez si, haciendo piña, se intuye por donde puede estar la senda de una poco posible vuelta a una época dorada. Temas brillantes como ‘Welcome To Japan’, ’50/50′, ‘Slow Animals’ o ‘Partners In Crime’ justifican de sobra que este sea el tercer mejor disco de The Strokes. Quizás es lo máximo a lo que podemos aspirar. Los dos primeros son intocables. Composiciones como ‘All The Time’, ‘Tap Out’ y ‘Happy Ending’ se quedan en buenos y entretenidos intentos. En contraposción, a canciones como ‘One Way Trigger’, Call It Fate, Call It Karma’, ’80’s Comedown Machine’ o ‘Chances’ no hay por donde cogerlas. Destaca a su vez en el plano negativo de la placa el sinsentido en el que se convierte el orden que nos proponen, que da lugar a una obra tremendamente inconexa y poco o nada compacta.
A pesar de todo esto, ‘Comedown Machine’ es el tercer mejor álbum de The Strokes y habría sido mucho más valorado si hubiese aparecido en nuestras vidas en tercer lugar y no en quinto, dando lugar así a una evolución mucho más enriquecedora en el sonido del quinteto. Muy por encima del tercero y del cuarto y muy por debajo del primero y segundo. Un punto intermedio que no deja contento a casi nadie pero del que podemos rescatar 4 o 5 grandísimas canciones. Este quinto parece más una segunda parte del ‘Phrazes For The Young’ de Julian en solitario y supone el fin del mítico contrato con RCA, que, curiosamente, acapara la portada.
El disco puede resultar frustrante por momentos pero parece que ellos están disfrutando de nuevo y que realmente lo están intentado. Esperemos que finalmente esto sea un punto y seguido y no un punto y final en la carrera del grupo más influyente de nuestro siglo.
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